Nuestra patita fea

martes, marzo 20, 2007

En julio del año pasado tuve que entrevistar a un político. En julio del año pasado yo me encontraba a kilómetros de distancia en un pequeño país llamado Reino Unido, cuna de la gran Elizabeta II y un gran símbolo fálico como lo es el Big Ben (que, by the way, no es tan grande).


Como no había
ido a la última clase de TV – así como al 40% de las clases pero igual pasé con la mejor nota del grupo (aprendan, bitches) – me enteré mientras estaba de viaje. Por eso todo fue cuestión de una rápida llamadita collect a mi vieja para que hablara con una amiga de ella, que era amiga del dueño del perro del portero del vecino de la doctora del abuelo del tío de la sobrina-nieta de un político cuyo nombre ni me acuerdo.

Acto seguido, me bajé del avión e hice la entrevista más aburrida y pesada de mi vida, a un hombre con la voz m
ás monótona de todo el Palacio Legislativo, que gustaba de taparse la boca mientras vociferaba adjetivos condescendientes sobre la población media.

Sin embargo, dos cosas buenas surgieron de aquella entrevista. Primero, me sentí la súper periodista, con carné y todo, deambulando por el masivo Palacio (y por primera vez en mi vida ¡no me perdí!); la segunda, durante la investigación previa que siempre supone una entrevista, me enteré finalmente quién era exactamente Daisy Tourné.

El pasado 1° de marzo, Tabaré Ramón anunció el relevo del Ministro del Interior José Díaz, y que éste sería reemplazado por la diputada Tourné (tal como lo establece la curiosa entrada sobre Daisy en Wikipedia). Ésta se convirtió en la primera ministra mujer en la historia del Uruguay, además de que apuesto a que es la primera diputada y ministra del Uruguay en compartir nombre con la novia del pato Donald.

Les juro que busqué y busqué pero no encontré una foto
donde pudiera ver si usan los mismos zapatos.


Recuerdo que en julio del año pasado, la ministra Tourné me había llamado la atención por estar a favor del aborto. También me llamó la atención porque se llama Daisy. Vamos, gente, Daisy. Es tan cool como decirle Elizabeta a Isabel II. Siempre que la veía en la tele pensaba "qué grande, la Daisy". Comencé a darme cuenta que lo mío ya rozaba el fanatismo, pero no entendía el por qué (aunque mucho puede tener que ver con que daisy, o 'margarita' en inglés, es mi flor favorita).

Hace unas semanas decidí, entonces, que este post sería en honor a esta valiente mujer, que con semejante nombre ha llegado a ser ministra y que ha logrado plasmarse en mi memoria aún cuando diputada, mientras que un senador monótono, que creo también fue médico alguna vez, no lo pudo hacer.


Siguiendo con esta idea, y para justificar un poco el hecho de estar al borde de fundar su club de fans, decidí comenzar por el mismo lugar en que comienzan todas mis investigaciones, todos mis deberes, el mejor periodismo y al mejor estilo 20/20: Google. Y allí, flamante y en el primer puesto de los rankings orgánicos, lo encontré. Fue algo impulsivo, ni siquiera lo abrí en una ventana o tab nuevo, ni leí lo que venía después, simplemente llevé el puntero del mouse hasta allí e hice EL click.

Así me encontré con el sitio web de la Ministra del Interior, Daisy Tourné. Y me encantó. Allí me enteré de que todos los viernes a las 17 horas, la Ministra está en VTV; encontré un foro donde Daisy le pregunta a todos los internautas que se encuentran allí 'qué necesitarían para sentirse seguros/as, sugerencias', que fue
hija única del matrimonio entre María Obdulia Valdez y Pedro César Tourné. Que estudió Educación Primaria, que no es muy fotogénica y solamente con unos meros clicks, me enteré de todas sus posiciones, proyectos de ley y participaciones.

Idolaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.

No me dio el tiempo de leerme todo, algún día lo leeré y ahí decidiré si hago el club de fans o no. Pero me acordé de algo que, por alguna razón, vengo repitiendo en estos últimos días: que nunca sé bien qué es lo que quieren cambiar los políticos uruguayos y que nunca encontré a uno que hable sobre la tecnología como un ámbito para cambiar y no como un "yay somos Uruguay y exportemos software a full".

Siempre dije que los políticos no se preocupan de que los ciudadanos conozcamos sus propuestas y que, una vez llegadas las elecciones, uno tiene que buscar y buscar para encontrar propuestas sólidas y no promesas hechas en jingles televisivos. Sólo se interesan por hacernos llegar el color de su partido, su slogan, su número de lista, su personaje histórico a emular, etc.

Les importa que vos tengas el pegotín, la banderita, la remera, la bolsita de plástico con una lista interminable de personas a las cuales nunca escuchaste ni nombrar. Esperan que nosotros, en casa, miremos la tele y tal vez nos enteremos de quién es quién, que leamos el diario y crucemos los dedos de que justo ese día sale una entrevista que valga la pena a un candidato, que se abran los cielos y Dios todopoderoso logre que haya un debate entre candidatos.


Se ve que no es tan así. Congratulaciones varias, Daisy. Me tapaste la boca.

Fe de erratas: como bien lo especificó un ávido lector, Daisy no es la primera ministra mujer del Uruguay, sino que es la primera Ministra del Interior mujer del Uruguay. Whatever. VAMOS CON DAISY.

Paréntesis

miércoles, marzo 07, 2007

Parecería que escribir un puñado de palabras al aire con vagas intenciones de hacer reír es algo completamente intrascendente. Hoy me doy cuenta que no es así: una realización que nada tiene de divertido y que demuestra, por más que yo no lo quiera ver desde la nube en que vivo, que hay gente que adora sacar las cosas de contexto y usarlas como se le de la gana. En la facultad lo llaman plagio o estupidez. En aquel ‘mundo real’ del cual nos advierten desde que somos chiquitos, se llama viveza.

Cuando empecé con Catatonias, proyecto que surgió de una conversación de cinco líneas por MSN con un compañero de trabajo ("che, tendrías que escribir un blog vos" "bueno, dale"), siempre fue con el objetivo de divertir. Cosas que pasaron en la vida real dieron después origen a las columnitas de Sex and the Tortellini, y ahí conseguí lo que en marketing llamamos un público objetivo: las personas con las cuales trabajo, casualmente, las mismas personas que originalmente expresaron ciertas ganas de leer lo que yo podía llegar a pensar.

Considero que muchas cosas en mi vida se dan así, en el sentido de que siempre intento hacer reír y siempre con un fuerte sentido de auto-crítica (como pueden apreciar desde los posts mismos... ¿o a quién se creen que me refería cuando hablaba de 'la fashion' o más aún, del 'departamento de marketing'?). Por más que mi nick sea diva-in-training, soy la primera en admitir que en todo sentido soy la persona más croqueta del universo. Tengo problemas de auto-estima, como toda persona, pero estos siempre han sido con respecto a mi apariencia física y no tanto a mi inteligencia. Sí, creo que soy una mina inteligente, que tiene muchísimas virtudes y muchísimos más defectos. Y sinceramente considero que mi capacidad para reírme de todo – y en especial de mi misma – es algo espectacularmente fabuloso.

Todo esto viene a que hoy, en el trabajo, en la mitad de una reunión, un compañero abrió mi blog en el monitor súper ancho de la sala de reuniones y se dispuso a ir punto por punto del post 'Sex and the Tortellini: 10 cosas que odio sobre ti', post que en su momento ya me había hinchado las bolas lo suficiente como para considerar no hacer nunca más una columna de Sex and the Tortellini.

Realmente no sé qué intenciones tuvo esa persona, ni qué reacción esperaba de mí. La verdad es que era solamente una cuestión de tiempo antes de que alguien con quien yo no me llevara en la diaria lo encontrara y se dispusiera a leerlo (especialmente si anuncio cada vez que lo updateo en mi mensaje personal de MSN). Eso nunca me preocupó; cuando vi el header verde en la pantalla, sí, me sorprendí, pero nada más allá de eso.

El hecho no es ese. Cuando publiqué dicha entrada, algunas de las respuestas que recibí al respecto, tanto en forma de comentario como en forma de posts en otros blogs, me molestaron muchísimo. No porque alguien no estuviera de acuerdo conmigo, sino porque me pareció sumamente condescendiente el basar mi experiencia entera de un laburo – en donde ya va a ser un año y medio que estoy –, en un post con 10 puntitos (que en realidad son ocho) de cosas malas que yo también hago o, en su defecto, a las cuales yo también contribuyo.

Eso, sumado al hecho de que solamente 16 días antes había publicado un post donde no dejaba de expresar mi profundo amor por tanto mi trabajo como mis compañeros, me molestó muchísimo. El descontextualizar, para alguien tan relativista como yo, es algo que realmente no banco ni tolero. Si todos descontextualizáramos, nadie tendría perdón.

Sin embargo, no dije más de lo necesario porque no quería armar lío. Supuse que tal vez, a pesar de que me parece que fui obvia, no se dieron cuenta que al quejarme de cositas del laburo también me estaba quejando de mí misma, de cosas que presiento que los demás ven en mí como compañera de trabajo. Tal vez la auto-crítica llegó a un punto en el cual los demás se sintieron demasiado identificados, a un discurso trillado y cuasi-necesario en el ‘Uruguay quejoso’ que vivimos, y por eso me quedé con el beneficio de la duda.

Pero también, no dije nada porque estas personas presentaron sus quejas descontextualizadas, sus diferencias de opinión y sus perspectivas de la manera correcta y educada: un comment, un post, una conversación por MSN, una conversación privada cara a cara. No lo hicieron al final de una reunión de trabajo que nada tenía que ver con el tema, preguntándole uno por uno a los presentes qué opinión propia ameritaba cada punto del post.

Confieso que no soy la persona más frontal del universo al menos que tenga un pedo galopante encima. Me he confesado por MSN y por e-mail un patético número de veces para luego hacer de cuenta que no pasó nada: en cierto sentido, soy igual que el gobierno de Tabaré, tanteando el camino con cada idea que se me ocurre para luego ver si caldea el ambiente y decidir si retroceder o acelerar. Escribir siempre fue mi forma de expresión, porque por más comunicadora social que sea, hay una muy buena razón por la cual mis notas en periodismo radial dejan mucho que desear, al menos que no haya un guión por medio. Escribir es lo mío.

Como esto es un tema del blog – y tal vez medianamente un tema del trabajo – planteo mi versión, mi posición, en el blog que dio origen a esta situación. Tal vez sea un intento patético por resolver algo sin tener que hacerlo cara a cara, o posiblemente es que lo que pasó me desconcertó tanto que solamente ahora, un martes a las 4 de la mañana, puedo darme cuenta que esto no fue algo menor. Y que mi molestia se tornó en puro y simple enojo.

Sinceramente, no entiendo con qué objetivo un simple compañero de trabajo intentaría reírse de mí a través de un post durante una reunión de trabajo. En serio, si alguien lo sabe, que me lo diga. Una cosa es que yo me ría de mí misma o que mis amigos se rían conmigo de mí misma. Otra cosa – muy diferente – es que alguien con quien tengo una relación estrictamente laboral se ría de mí y urja a los demás presentes a también hacerlo, en un ambiente que no es el indicado, con las últimas personas que debería hacerlo y de una manera que roza en la falta de respeto.

Otra cosa es que lo haga bajo la excusa de que como manager le gustaría saber qué quejas tienen las personas de su equipo
en este caso otro manager para poder mejorar. Es casi insultante, o por lo menos para mí lo es, insinuar que si algún día realmente no me gusta cómo se hacen las cosas no voy a ir directamente a decirlo. Me resulta irritante que haya descontextualizado una columna cibernética – un chiste – como método súper archi mega genial de descubrir lo que realmente pienso y, más aún, creo que mi principal queja sería, entonces, que el manager padece de extrema paranoia. Es eso o, realmente, lo que hizo fue una mera crueldad.

Con esto, dejo de hablar del tema. Porque el blog es el blog, y el trabajo es el trabajo, por más que lo último a veces sea contenido del primero. Lo escrito no se escribe durante el horario de trabajo, no está hecho para leerse durante el horario de trabajo y no menciona en ningún lugar exactamente qué trabajo es, dónde exactamente se encuentra y nunca – pero nunca – da los nombres de las personas que existen dentro de él.

Si alguien quiere decir algo al respecto, entonces, que sea fuera del trabajo. En su defecto, existe en el panel de la derecha, justo debajo de la mina en bolas, una herramienta muy útil diseñada para que quien quiera pueda comentar sin que su perspectiva sea vista por todo el mundo. Eso sí, no esperen que les conteste, ahora mismo no tengo más ganas de hablar del tema y no creo que eso vaya a cambiar ni mañana ni pasado.

En otras palabras, "mandame un mail".

El Tabaré, las clases y la masturbación mental

domingo, marzo 04, 2007

Terminaron los exámenes (por ahora) y Catatonias festeja junto a Tabaré con un magnánimo post dedicado a la blablableceada.

El diario argentino La Nación informó el miércoles que las propuestas con las que vino el presidente brasilero Inácio Lula da S
ilva en su visita del martes fueron antes aprobadas por el presidente argentino Néstor Carlos Kirchner, o, mejor dicho, su gobierno.


A quienes le interese, Argentina negoció bajarse del pony en cuanto a una propuesta que Lula pretendía llevarle a nuestro querido Tabaré, como muestra de su terrible buena onda en cuanto a la búsqueda de una solución a las asimetrías con los 'socios menores del bloque' (léase: los que estamos en el horno). Básicamente, es una flexibilización en las llamadas 'reglas de origen', una medida que Brasil pensaba ótima para favorecer el desarrollo de la industria paraguaya y uruguaya inmediatamente, con facilidades impositivas para la importación de bienes. Todo lindo, sin embargo, a pesar de que dichas reglas eran bárbaras para que Brasil se vaya a dormir tranquilo por facilitar el proceso de industrialización de los países chicos en el corto plazo, la medida sería un desastre para la industria uruguaya. Sigh.

Qué buenos que son, qué lindos, papá Kirchner y mamá Lula, cuidándonos del cuco desarrollado del primer mundo y dejándonos jugar con Chávez siempre y cuando no nos juntemos más con esa manzana podrida de Bush. Nos ponen en penitencia cuando nos portamos mal e invitamos a Finlandia a jugar a casa sin su permiso, o cuando fumamos en nuestros cuartos y encuentran las colillas en la papelera. Pero ellos en el fondo se preocupan, porque nos quieren y nos quieren ver bien: nos adoran tanto que les partiría el alma que nos vayamos de casa y nos casemos libre y económicamente con los EEUU en alguna iglesia trucha en Las Vegas con un cura disfrazado de Gargano. Sería un sacrilegio, eso de desperdiciar nuestro futuro con bebitos gringos.

Es hora de que escuchemos a papá Kirchner y a mamá Lula, ellos saben más que nosotros porque son grandes y tienen más experiencia en el tema (porque todo el mundo sabe que cuanto más masa corporal – eh, territorial – más se sabe). No nos tendríamos que quejar, todos los años nos regalan temporadas en Punta del Este, y cuando papá Kirchner se ofusca, mamá Lula nos defiende y nos manda barsileritos a nuestra costa atlántica. Tal vez, de última, sea sólo un caso de rebeldía. Not.

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Ya que estamos, juguemos a... ¿qué edad tiene el mandatario?

Para saber cuáles son las respuestas correctas, fíjense en el nombre de la foto.
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right-click, propiedades, location/url]

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Finalmente terminó el momento cumbre – el momento X – de mi vida. Señores y señoras, finalizó mi época de exámenes que marcarían si me iba a Inglaterra o no. Y, como buen final abierto, la respuesta es aún incierta. No me dio el tiempo de dar mi examen de TV, por lo que ahora me encuentro a la merced del sistema universitario para obtener una mesa especial, preferentemente durante el mes de mayo. Crucen los dedos por mí, los míos se encuentran disfrutando de un buen merecido break hasta el 12 de marzo.

El lunes cerca de 400.000 niños (más un puñado de pelotudos high-schoolers) empiezan las clases. Durante el mes que viene es el turno de los universitarios, quienes apuestan un año más a endurar horas eternas de clase con el único objetivo de conseguir un título y tener 'fundadas' aspiraciones a mejores sueldos. En fin, durante marzo y abril, todo el mundo empieza las clases. Yo no:



Aún así, se viene la adorable tesis. Si usted es blogger y recibe un buen número de visitas por semana (o, en su defecto, un buen número de comentarios por entrada), lo invito a comentar en este post. Podría ser de considerable interés para la muestra de blogs que busco analizar. Muchísimas Gracias Totales.

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Hace dos años, Tabaré Ramón nos pidió que festejemos (¡y hasta la victoria!). El jueves 1° de marzo, convocó a un acto en la Plaza Independencia para celebrar sus dos años de gestión. Después lo suspendió para el viernes, tal como al concierto de Bryan Adams.

Más que un festejo, fue una oportunidad para 'rendirle cuentas al pueblo' sobre los dos años de mandato, rendirle cuentas por más de tres horas y postergar el debate de Gran Hermano a tal punto que me terminé durmiendo antes de que se emitiera.

La oposición – cumpliendo con su trabajo de, bueno, oposición – salió a decir que esto era un "show mediático" (palabras del querido Vasinton Abdala), un abuso, una mala utilización del dinero del pueblo, una equivocación, un 'tanteo' hacia una posible re-elección, un error.

Yo qué sé qué fue. Un show mediático obviamente no, si según El País, Larrañaga y Batlle, el acto no dejó de ser "soberbido, tedioso y aburrido": no me suena al magnífico mundo del entretenimiento y el espectáculo. Después de todo, fue durante la presidencia de Batlle que nos íbamos a divertir y mucho.

Beeeeeh azul, rojo y blanco

Aparentemente 100.000 personas acudieron al acto (sin contar a la gente que sintonizaba Canal 4 Montecarlo esperando que empezara Gran Hermano), 100.000 personas a las cuales les importó poco y nada que su plata hubiera sido gastada en un estrado y demás. Ahora sí, me muero de la curiosidad: ¿en qué nivel estarían esas personas en la reforma tributaria?. No creo que sean de los que vayan a aportar más, ni creo que los U$S 60.000 que costó el acto haya salido de sus bolsillos.

La oposición – cumpliendo con su trabajo de, bueno, oposición – también planteó la posibilidad de que el lunes se solicite una cadena de radio y televisión para responderle a Tabaré Ramón.

Según Wikipedia ('WikiTeAmo' para los amigos), el nivel de aprobación de Tabaré Ramón al asumir su mandato fue de 64%. A mediados del 2005, la cifra cayó a 54% y en cuanto empezó todo el quilombo con las plantas de celulosa, cayó una vez más al 44%. Lentamente comenzó a subir, hasta que en junio de 2006 llegó a 45% (¡a la mierda!) y según la última encuesta realizada a mediados de diciembre de 2006, por Equipos Mori, se registró un leve crecimiento del 5%, teniendo actualmente una aprobación del 50% .

Además, no dejemos de ignorar el hecho de que, según un sondeo del gobierno, el 72% de la población apoyó la realización del evento.


Mensaje subliminal.

No seamos ingenuos. Es más, ignoremos al 72% que apoyó el acto y quedémosnos con el 50% de aprobación. Es muy probable que ese 50% comprenda a la mitad del país que hoy cuenta con menos recursos que la otra. ¿Quién mira televisión abierta hoy en día? Los que miran Gran Hermano, Intrusos, el noticiero o, más bien, quienes no pueden pagar una suscripción a un sistema por cable. ¿Quién le va a dar pelota a Larrañaga cuando aparezca en TV respondiéndole al súper mandatario? Los mismos que en ese momento van a estar mirando Scrubs en el canal Sony. Los demás apagan la tele. Entonces, citando al célebre Barret Puig, "escribir y que no te lean, hablar y que no te escuchen, eso no es comunicación; es masturbación mental".

Ah, eso sí. Llegan a ser las 23:30 y sigue La Lagaña blablableando justo la noche en la cual Nadia por fin se va de Gran Hermano y juro votar a cualquiera menos la oposición en las elecciones que vienen. No me importa que Vamos Con Pedro ahora encabece un nuevo sector político colorado para las próximas elecciones (¿y pensaron que el debate fue por que si nomás?), si me atrasan Gran Hermano, me compró un buen par de alpargatas y voto al Pepe. ¿Ok?
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