Son la una y media del domingo. Me despierta mi hermana, preguntándome si la voy a llevar al shopping (porque sino se va a lo de Martina). Sí, vamos a ir. No, más tarde. Dejame dormir. Me doy vuelta y beep.
Anoche había puesto la alarma del celular para que intente despertarme al mediodía. Debe ser eso. Beep. Pero, ¿hace eso cuando nadie nunca se dignó a apagar al despertador? Hagamos memoria dormida... beep. Capaz que si cierro el ojo entreabierto e ignoro la luz de afuera y hago de cuenta que el ruido desde el estar demuestra que – beep – ya hay demasiada gente despierta, capaz que puedo darme vuelta y seguir soñando con ganarme el Premio Nobel de Literatura o algo así. Beep.
Sigh. Abrir tapita, botón del medio, Mensajes, Buzón de Mensaje, 11) Magra:
Se murio barret puig
De:Magra
12:15 1-JUL-07
Ahí ya no puedo describir mucho más. Le respondí el mensaje, me levanté y enfilé hacia el diario. Ahí estaba, en la sección ciudades. Hoy, lo primero que quería hacer cuando abriera el diario era ver la sección de inmuebles. En vez, estoy mirando los avisos fúnebres.
Y realmente no sé qué decir. Ojalá pudiera demostrarle a todos ustedes lo que significa Barrett para toda una generación de estudiantes de comunicación y, en especial, para toda mi clase, incluyéndome a mí. Hay cosas que no se pueden poner en palabras.
Dos veces por semana, a primera, teníamos Información y Medios con Barret. Era una de esas materias periodísticas generales que nos encajaban en primero y segundo cuando aún no sabíamos qué orientación dentro del vasto mundo de la Comunicación Social queríamos seguir. Soy una pera para los detalles, pero supongamos que era un puñado de aproximadamente treinta estudiantes que, más adelante, se repartirían entre Publicidad, Comunicación Organizacional, Narración Creativa y Periodismo.
La clase duraba 45 minutos y lo único que hacíamos era comentar la agenda de noticias – bue, Denu y Camila las comentaban junto a Barret, mientras el resto escuchaba y opinaba. Es difícil darse cuenta que ustedes nunca vieron a Marti apoyada sobre su hombro preguntándole sobre su vida, o a Denu pedirle a ver si podía agarrarle los cachetes con esa voz que siempre ponía cuando hablaba con él, porque "ay Barret sos un tiernoooo". Y aquella vez en que se emocionó en la clase y todos nos quedamos callados, mirándolo con admiración. Porque era eso. Lo admirábamos. Y esas tantas otras en que nos hizo reír, y esas más comunes en que nos semi-retaba porque en la sala de profesores lo único de lo que se hablaba era sobre lo problemática que era nuestra clase.
Creo que una vez pudimos sacarle de que nosotros éramos sus favoritos. Imagínense, los favoritos de Barret. Siempre muy correcto, callado, mirándonos desde afuera, riéndose con los ojitos de las cosas que hacíamos y decíamos. Fue el único profesor que no lo consideraba algo malo, eso de tener tanto afán por divertirse y divertir.
Ya lo mencioné en blog que haya creado, y su célebre frase – escribir y que no te lean, hablar y que no te escuchen, eso no es comunicación; es masturbación mental – logró plasmarse en mi caótica mente desatenta a tal punto que ya es parte de mi repertoire básico. Su frase no remite a nada nuevo, nada desconocido, inclusive para gente no apasionada por los medios. Pero para mí, y un puñado de aproximadamente treinta estudiantes de Comunicación Social en la Católica, siempre va a ser la frase de Barret.
Hoy Magra me decía "estoy shoqueada por lo de Barret". Creo que esa es la palabra correcta: shock. Porque aunque siempre supimos que tenía problemas de presión, porque aunque lo veíamos y notábamos su edad, Barret siempre fue un grande, un referente no sólo para un puñado de aproximadamente treinta estudiantes de Periodismo, sino para toda una generación de comunicadores sociales, sin importar su orientación.
Y todo esto sólo viéndolo noventa minutos por semana hace tres años. Ustedes saquen sus propias cuentas.
Barret, sos un grande.
Barret Puig
martes, julio 03, 2007
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