Sale y se agota

viernes, octubre 31, 2008

El pasado 11 de octubre este mediocre blog cumplió 2 añitos. Increíble, ¿no? En sólo un año este pequeño espacio donde pedorreo de vez en cuando salió segundo en un concurso, cerró, volvió a abrir, cambió de template, salió en el diario, obtuvo su propio dominio, abrió su espacio en facebook y muchas otras cosas que ahora no me acuerdo.

El otro día, justamente, hablábamos con un amigo sobre el blog y cómo hay mucha gente a la cual no le cae bien. Digamos que razones para no leerlo sobran y supongo que muchos de ustedes se imaginarán cuáles son. Pero lo increíble – supongo – es que sigo acá, vivita y coleando, divagando a lo lindo y divirtiéndome esporádicamente junto a ustedes.

Si seguí escribiendo es porque hay gente que me siguió leyendo. Y si hay algo que realmente me gusta, es escribir. Por eso estudié periodismo, por eso ahora redacto creativamente en el laburo y por eso escribía poemas empalagosos durante mi época emo (pero no le digan a nadie).

Y por todo eso, llegó el momento de demostrar mi agradecimiento. Lo primero que se me ocurrió es que quería regalarles algo. Y después, continuando con una idea media idiota que se me ocurrió el año pasado, decidí que ese algo fueran remeras.

Sin embargo, mi plan de ganarme el 5 de Oro durante el 2008 no salió tan bien como lo esperaba y no hay forma de que mi balance mensual, anual y afines pueda bancar regalar más de 10 remeras. Así que, lamentablemente, sólo hay 10 remeras de Catatonias. Y esas remeras irán a las primeras 10 personas que manden un mail a catatonias@gmail.com con todos los detalles.

¿Por qué detalles? Porque sí, son remeras de Catatonias, pero la idea es que no sean meras remeras pedorras con el nombre de un blog; la idea es que sean sus propias remeras de Catatonias.

Por eso, en el mail tienen que enviar lo siguiente:

1. Nombre completo. Prometo que si te llamás Aurelio o algo así no le voy a contar a nadie, pero vas a tener que retirar la remera con el nombre completo que me proporciones.

2. Si querés una remera blanca o querés una remera negra (promoción especial para góticos y emos). También hay remeras azules para los más fashionistas.

3. Talle. Hay S, M, L y XL (Soy chiquito, Mediando, Largo o eXtra Lindo) y como acá no hacemos diferencias de sexo, son todas para todos (no había de nena). El P sería algo así como un M de Zara (para las chicas).

4. Las remeras, de atrás, son iguales (dicen ‘Catatonias’ y la URL del blog) pero adelante incluyen un slogan que ustedes tienen que elegir. Claro que yo después lo tengo que aprobar. Sin embargo, acá les dejo una lista con sugerencias:

- Word es puto.
- Vamos con Daisy.
- NO a la discriminación de las personas palito.
- Atropellemos liceales en bicicleta por un mundo mejor.
- Las gafas de Rick Astley me pueden.
- Esto no es una remera de nena.
- Meh.
- Yay!
- … yay?
- Mi remera es más sexy que la tuya.
- Yo soy macho y leo Catatonias.
- El fusca de Catatonias es el más lindo.
- Oh Margot.
- Soy croqueta.
- Más pintado que algo muy pintado.
- Osom.

Y ta, eso es todo. Las remeras son re lindas, pero como seguramente no me crean, les dejo fotos que ilustran solamente algunas de las cosas que van a poder hacer con su remera:

Hacer de cuenta que el auto de tus viejos es tuyo.

Trabajar.

Broncearte el codo.

Colgar la ropa.

Mirar al horizonte.

Regar las plantas.

Andar en bici.

Tener onda. Mucha onda.

(Prometo que son para nena también, el tema es que tengo más hermanos que hermanas y justo esos estaban en casa.)

Atrévete, salte del closet

martes, octubre 07, 2008

En Biología de primero, nos sentaban en grupos. Los grupos se establecían el primer día de clases y, básicamente (y por alguna razón que no comprendo) eran por orden de altura. En ese entonces, yo seguía siendo la más alta de todas las chicas y hasta de toda la clase si no fuera por UN chico. Justamente, el chico que a mí me gustaba.

Mi equipo tenía tres personas, las tres últimas personas en la fila por orden de altura: mi amigo Martín, yo y el chico que me gustaba. Needless to say, la profesora me odiaba. Ella daba clase y yo ni puta idea, porque me pasaba los dos periodos de Biología charlando a lo loco y siendo sumamente carismática. Digamos que en esa época los kilos de más me mataban así que no quedaba otra que ser súper simpática (y medio que funcionó, así que gorditas del mundo, aprendanlón).

El tema es que esta profesora era, encima, media quilombera. Se la pasaba llamando a mis padres para tener 'reuniones extracurriculares' y era la típica que ponía 'puede rendir más' en el carnet. Como yo, además de ser la más grande de 5 y gordita, era también nerdita, mis padres no podían creer que tuviera un 6 en Biología. UN SEIS. DIOS MÍO. NOS SALIÓ IDIOTA. QUÉ HACEMOS. ETC.

Imagínense la reacción cuando uno de mis hermanos repitió 5°. Fue divertidísimo.

En fin, la profesora me odiaba. Y como buena profesora de aquellas que trabajan en liceo privado pero igual llevan túnica blanca, se la agarró conmigo. Me hacía decir TODOS los orales. Me intentaba cagar en TODOS los escritos. Pero como yo zafaba y seguía zafando, ideó un plan tan maquiavélico, tan vengativo, que terminó ganándose mi respeto.

Un buen día, a meros minutos de la campana, escribió lo siguiente en el pizarrón verde: "Sexualidad Humana". Tranquilamente nos indicó que debíamos escribir una lista con todo, pero absolutamente TODO lo que se nos venía a la mente cuando alguien nos decía "Sexualidad Humana". Recuerden, gente, que en mi equipo habían tres personas: una croqueta y dos varones con las hormonas a todo fervor.

Dios mío. Hoy puedo decir que yo sí sentí lo que sienten nuestras tatarabuelas cuando ven los reclames del Traca Traca y de las Pastis en la tele. En esa época hasta la palabra 'pito' me hacía reír desconsoladamente. Imaginen lo que pene, clítoris, vagina, sexo oral y sexo anal causaban en mí. Paren. No. Déjenme reformular esa oración.

Imaginen mi vergüenza ante la mera mención de las palabras pene, clítoris, vagina, sexo oral y sexo anal. Ahí está.

Pero mi sufrimiento no terminó ahí. No señores. La yegua de la profesora, esa hija de puta, paró el tiempo y dijo que ahora debíamos decir en voz alta lo que nuestros equipos habían escrito. Y con una sonrisa zorra, apunto sus ojos a nuestra mesa, se relamió los labios y con un 'muahahahaha' interno indicó que yo debía decir lo que mi equipo había escrito. En voz alta. Frente a todo el mundo.

Fue un épico momento chan. Miré hacia los costados. Todos me miraban (menos los chicos de mi equipo, que estaban muy ocupados escondiendo sus carcajadas). Tragué saliva. Releí el título en el pizarrón. Mi rostro comenzó a ponerse bordeaux. Y, a regañadientes, dije aquella primera palabra que nunca voy a olvidar: "P-p-p-pene."

Mientras la profesora la escribía sobre el inmaculado pizarrón, yo sólo quería que la tierra me tragase entera. En el momento en que la tiza dejó de hacer ruido contra el fondo verde, supe que tenía que decir la segunda. Se me llenaron los ojos de lágrimas. Respiré profundamente. Y, cuando ya era evidente que en cualquier momento me largaba a llorar, tocó la campana.

Soy la mayor de cinco hermanos. Eso ya establece un montón de cosas: primero, que supe lo que era el sexo a través de la Enciclopedia Británica (posta). En segundo lugar, que desperdicié toda clase de Educación Sexual escuchando cómo los nenes de mi clase le preguntaban al maestro qué era un pene/clítoris/pezón. Y claro, la respuesta quedaba escondida detrás de las carcajadas que largábamos todos.

A los 11, llegué re contenta de una fiesta y le conté a mi madre de que había apretado con el chico que me gustaba. No saben cómo se le subieron los colores a la cara. Fue un show. Posta. Nunca la vi tan callada. Por suerte tuvo la sutileza de preguntarme qué era apretar y yo, impaciente, le contesté "Ay, mami, cuando bailás lentos así, apretados, ufa, no sabés nada."

Algunos años después me enteré lo que era apretar, así, de rebote, digamos que en carne propia. (Dicho sea de paso, fue terrible shock que me agarrara una teta. ¡Eso no lo mostraban en las películas!) Yo fui de la generación que se divirtió usando al caramelo 'Lenguetazo' en toda acepción eufemística posible. Recién en tercero de liceo me enteré lo que significaba la palabra fornicar (después de preguntárselo a los gritos a una profesora). Imagínense.

Por suerte mi croquetez fue disminuyendo hasta convertirme en el ser normal que soy hoy. Bueno, casi normal. Bueno, nada normal, pero ese no es el tema.

El tema es que el otro día volvía del Interior en bondi (bah, dejémonos de joder, volvía de Punta del Este), cuando en una, a través de la sudorosa oscuridad que caracteriza dichos tramos semi-directos, escuché un ruidito. Un ruidito insoportable, asqueroso, salivoso; nefasto por seguir tirando adjetivos. Bastó con que el ruidito se repitiera un par de veces para darme cuenta de que, a ese ruidito, yo ya la había escuchado antes. Era inconfundible.

En algún lugar, en algún lado, dos hijos de puta estaban apretando como si el bondi fuera un boliche y la oscuridad perteneciera a las 6 am, hora en que las almas en pedo se juntan e intercambian saliva como si ésta fuese figuritas del álbum de Súper Campeones.

El hecho me arruinó la diversión de viajar dos horas en un bondi lleno de personas mientras veo a la oscuridad empañada pasar por la ventana y escucho los suaves ronquidos del viejo sentado al lado mío. Un crimen.

El tema también es que, hace una semana, vi en Susana a un remisero con cara de Larry darle chupones a un par de gemelas que hablaban con acento. El tema es que no me banco a las parejitas apretando en la parada de bondi. El tema es, también, que una vez vi a la Tota Santillán encajarle terrible chupón a no-sé-que-gato-de-turno en Intrusos. Y el tema es, también, que todo esto no sólo me causó asco sino que también engendró una duda existencial en mi maravillosa persona.

¿Es esto normal o simplemente un vestigio de mi antigua croquetez que no me deja en paz?

En caso afirmativo, MIREN LO QUE TENER UNA PÉSIMA EDUCACIÓN SEXUAL ENGENDRA EN SU JUVENTUD, IDIOTAS.

En caso negativo, dios mío, tengo que dejar de mirar Intrusos.

Ud. decide. Pero Ud. no me juzga, ¿ta? (¿Porfi?)

ÚLTIMO MOMENTO

viernes, octubre 03, 2008

Rick Astley está nominado como 'Best Act Ever' para los MTV Europe Awards.

No, no, paren que lo digo otra vez. Rick Astley está nominado como 'Best Act Ever' para los MTV Europe Awards. Y quien vota es el público. Y se vota por Internet.

Rick Astley va a ganar el premio a 'Best Act Ever' en los MTV Europe Awards.

Usted no puede - NO DEBE - dejar de votarlo. ¡Rickrolleemos al mundo!

(Si Ud. no sabe quién es Rick Astley ni por qué debemos votarlo, ni lo que es 'Rickrollear', puede aprenderlo aquí.)





(Jejejeje, mentira, es acá.)

Ensayo sobre la estupidez

jueves, octubre 02, 2008

Aparentemente, la Federación Nacional de Ciegos de los EEUU planea protestar en 75 cines a lo largo y ancho del país gringo para demostrar su descontento con la película 'Blindness'.

Según un tal Marc Mauer, presidente de dicha Federación, la película representa a los ciegos como 'monstruos'.

"Los ciegos en esta película son incompetentes, sucios, viciosos y depravados. No pueden siquiera hacer las cosas más simples, tal como vestirse, bañarse ni encontrar el baño," le dijo Marc a los medios el pasado miércoles. "La verdad es que los ciegos pueden hacer lo mismo que cualquier persona que puede ver."

¿Vieron cómo me puedo hacer la periodista y todo? ¿Y vieron qué bien traduzco del inglés al español? Pero, más importante, ¿vieron que ni los ciegos americanos se salvan de ser idiotas?

La película – basada en el increíble libro de José Saramago, el cual recomiendo como recomendaría usar fucsia este verano – es aquella que fue filmada en Uruguay y que tiene como protagonista a Juliana Moro. En ella (supongo, porque la peli no la vi), un ataque repentino de ceguera blanca ataca a una ciudad x, causando el caos social y haciendo que la gente cague en la calle.

También me acuerdo de una parte donde unos perros se comen a unos cadáveres y otra donde una diva total le encaja un stiletto en el muslo a un ordinario vulgar grosero que le tocó el culo (o algo así), matándolo en el acto.

¡Qué horror! ¡Los ciegos no son así! ¡Dios mío! No señor, si a una ciega le tocan el culo, ¡la ciega se calla la boca y se la banca! ¡Protestemos!

Más allá de todo chiste obvio que no pienso decir (por ejemplo, ¿cómo lo saben si no pueden ver la película?), me sorprende mucho el saber que el entender metáforas es cosa de la gente vidente como uno.

El otro día escuché a Carmen Barbieri decirle al ciego pata-dura de Bailando de que los ciegos pueden ver más que la gente que ve, porque ven con el alma. Y ahora, resulta, los ciegos ni siquiera pueden discernir entre una alegoría majestuosa y un ciego cagando sobre la calle porque no encuentra el baño. Se ve que me equivoqué. Eso me pasa por mirar Intrusos.

[Aclaración: cada vez que digo 'ciego' en este post, me refiero a 'ciego yankee'. Gracias totales.]
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