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A pedido

lunes, junio 08, 2009

Se fue Daisy Tourné. Hizo reír a un puñado de pequeños socialistas y después se fue. Así, se arrepintió y se fue. Pero antes de que los fans de Daisy me pidan este post para publicar en su facebook y que El País lo levante para demostrar que sólo 10 personas comentaron y entonces Daisy es un fracaso, voy a explicar una cosa.

Yo a Daisy le tenía fe. Sí, le tenía fe. Yo la veía a Daisy, a una
mujer grande, lesbiana, media fea si la mirás con un ojo cerrado, que se divertía en Fun Fun, que tenía sitio web y hablaba en un idioma Mujiquense de menor calibre, como una brisa de aire fresco en la política. Como alguien que tenía el potencial de quizás, tal vez, capaz, en una de esas, cambiar algo.

Esto fue en el 2007. Desde entonces, muchas cosas han pasado, demasiadas como para seguirle teniendo fe. Por más que viva dentro de un tupper, por más que la vida misma me encuentre desconectada de toda noticia o evento que supuestamente me tiene que interesar porque un equipo de producción de un noticiero o diario me lo dice, yo sé que no le fue bien. Que hizo las cosas mal. Que muchas otras personas, como yo, se desilusionaron.

Dicen que Daisy renunció porque se fue de boca en un encuentro con los jóvenes del Partido Socialista. Dicen que ofendió a medio pueblo – a su partido m
ismo y a la oposición – por decir cosas que no tendría que haber dicho. Que el propio gobierno le pidió la renuncia.

Si repasamos sólo por un segundo las cosas que Daisy dijo en ese encuentro, no encuentro una sola donde haya sido tan ofensiva. Dijo burro. Ohnoes. Dijo concucha, parafraseando a alguien se su mismo partido. Oh Margot. Dijo cagando. Dios mío. Y dijo hijo de puta. ¡Ay no!


Déjenme de romper las pelotas. ¿Qué dijo Daisy? Daisy dijo que la oposición la ve cómo una 'desequilibrada', 'lesbiana', que tiene 18 amantes y que vive en Facebook y en pedo en Fun Fun. ¿Esto es mentira?


No. De la misma forma en que la izquierda ve a la derecha como un puñado de trogloditas neandertales con camisa a cuadros y chaleco Legacy que hacen fruto de su fallutería sonriéndole a las cámaras mientras les pegan a sus mujeres, echan a sus hijos homosexuales de la casa y dictan su vida según los demás y demenos de Galería, la derecha ve a la izquierda como planchas mugrientos con olor a mandarina que pasan de orgía en orgía mientras compran remeras de Liber Seregni al por mayor y justifican su pereza con los obstáculos sociales, su falta de hábito de trabajo y su afición por el porro.

El 'Che' según la izquierda y el 'Che' según la derecha.

Daisy dijo que el parlamento da vergüenza, que da vergüenza ver a una legisladora diciendo 'vení, vení, vení' (en alusión a la diputada Sandra Etcheverry) y da vergüenza también oír a otra legisladora del Frente gritando ‘conchuda’ a los cuatro vientos. ¿Esto es mentira?

No. Da vergüenza, sí. De hecho, hace un par de días, hablábamos de esto en una reunión con amigos donde nos terminamos peleando todos por temas políticos. El tema del parlamento salió a luz y justo se dio que tres de nosotros habíamos estado en un par de sesiones de la cámara de Senadores para ver qué carajo hacían mientras el pueblo esperaba por una ley. Fue deprimente, deplorable, vergonzoso e increíblemente aburrido. Nadie l
e daba pelota a nadie. Es más, cuando se pelean eso quiere decir que al menos ALGUIEN estaba escuchando. Y el que nadie haga nada y el que el país no tome esto como un problema nos hace a todos, a todos nosotros que les pagamos el sueldo, una manga de conchudos.

Daisy dijo que los carteles de 'Tolerancia Cero' de la campaña de Hierro eran un slogan. Que cuando alguien le preguntó a Hierro qué quería decir, él mismo lo admitió: era un slogan. Y que, por esta razón, Hierro era un burro. ¿Esto es mentira?


Sí y no. Hierro es burro en afirmar que sólo se trataba de un slogan y no ofrecer medidas o estrategias o lo que sea de seguridad potenciales en caso de su victoria a cambio del slogan y sólo mencionar el problema sin dar soluciones. Pero no est
oy segura si 'burro' equivale a 'demostrar que uno es un político de medio pelo'.

Daisy, supuestamente, ofendió a un pueblo. Según Lacalle, 'dio vergüenza'. Según Mujica, habló ‘de más’. Según Hierro, la ministra está 'fuera de control, dice palabrotas, comete groserías y ataca a los líderes de la oposición'. Según Mieres, sus declaraciones demuestran 'que está totalmente fuera de capacidad para el ejercicio de un cargo tan importante.'


Según Larrañaga, ofendió 'a todos los uruguayos' (aunque viniendo de un candidato que logró 'ofenderse' con los resultados de una encuesta que no lo suponía ganador en las internas, esto no me sorprende). Y Larrañaga también dijo, luego de una s
arta de boludeces que ocupan más de dos párrafos, que los propios dichos de la ministra 'eximen de mayores comentarios.' Yo digo lo mismo, entonces.

Y según Nin Novoa, el mismo presidente fue el que le pidió a la ministra su renuncia, alegando que este incidente fue la razón de la misma.




Daisy dijo, y citando textualmente, que "El sueño dorado del uruguayo no es tener la casa propia, es tener el policía propio. El mismo que reclama más policías dice que todos los policías son corruptos, hijos de puta y ladrones, el mismo, pero quiere su policía. Tenemos una esquizofrenia con este tema". ¿Esto es mentira?


No. Pero tampoco es nuestra culpa. Es culpa de Daisy. No hay que ser muy vivo para darse cuenta que la inseguridad sigue vivita, coleando y en aumento. Lo que en algún momento se dudó si efectivamente era sensación térmica o no, ya no debería ser cuestionado. De hecho, los datos lo confirman. Datos que fueron recolectados muchísimo tiempo atrás y que el gobierno recién dio a conocer.

Y esta es la razón por la cual Daisy tendría que haber renunciado. No una sarta de boludeces seguidas de declaraciones pedorras de todos los candidatos y afines.


El hecho es que Daisy dijo muchísimas cosas mientras un grupete de jóvenes socialistas y todo el mundo presente se reía a carcajadas, cosas donde no le pifió tanto, y luego se fue. No importa si se fue por motus propia o porque Tabaré se lo pidió. Lo que importa es que se fue por hablar de más, por expresar su frustración y por decir cosas que no sé si son tan erradas. Lo que importa es que se tendría que haber ido porque no pudo con su trabajo.


Yo la única moraleja que encuentro es la siguiente: siempre es más fácil encontrar un chivo expiatorio que admitir – a uno mismo y a un país entero – que se las cosas se hicieron muy, muy mal.


[Uds. querían un post sobre Daisy. Bueno, ahí está. No creo que sea lo que esperaban pero es lo que es. Y, como agregado, digo: a ver si la opinión pública se deja de debatir sobre pelotudeces y se pone a pensar en cómo solucionar el problema de la inseguridad, en cómo bajar la tasa del desempleo que subió, en cómo bajar el costo de vida y en cómo milagrosamente crear a un candidato que valga la pena en tan sólo 20 días.]

Cuentito navideño

martes, diciembre 23, 2008

Había una vez, en un lejano y pequeño país que al hemisferio norte no le podría chupar más un huevo, un cambio. Este cambio trabajaba como todos los demás, intercambiando dólares por pesos, reales por dólares, euros por pesos argentinos y soles peruanos por yenes. Pero, a diferencia de los cambios comunes y corrientes, éste cambio también hacía transacciones con plata, la misma que conseguirías tú, pequeño niño, si fundieras los cubiertos de la abuela.

La plata es un metal precioso. Precioso porque vale más que la lata y el zinc nomás. La verdad es, niño, que en ese pueblo nadie quería hacer transacciones con plata porque la plata no valía nada. Bueno, estamos exagerando: sí valía, pero no tanto como el oro, el metal precioso por excelencia.

Sin embargo, este cambio notó que nadie hacía nada con plata y decidió tomar la posta. Comenzó su pequeño labor y al cabo de unos años se convirtió en un referente para las transacciones con plata, en el sentido metalero-precioso de la palabra.

En el pueblo existían también un sinfín de villanos malos que buscaban robar a los cambios para comprarse droga. Como bien te lo ha dicho tu madre, niño, la droga es mala y sólo los malos toman droga. ¿Viste Maradona? Bueno, Maradona cuando tomaba droga era malo pero ahora es bueno. Y si no me creés preguntale a tu mamá.

En fin, estos villanos tenían la tendencia a robarle el dinero y la plata a los demás para comprarse una droga que se llamaba pasta base. La pasta base, querido, es una droga que te vuelve loco y te hace robar y te mata. Si algún día tú perdieras tu inocencia de niño y quisieras drogarte, nieto mío, yo te doy un porrito pero ni se te ocurra tomar pasta base. Si tomás pasta base el Pepe de la bolsa te va a encerrar y te va a pegar hasta que se te vaya la adicción, así que mejor pedile un porrito al abuelo y quedamos en esa, ¿dale?

Ta. No le digas a tu madre.

Bueno, siguiendo con el cuento, el cambio le tenía mucho miedo a los villanos del pueblo. ¿Por qué? Porque estos villanos pensaban que la plata valía mucho más de lo que realmente valía y, entonces, el cambio tenía miedo que se la robaran. El cambio usaba unos camiones de hierro súper poderosos para transportar la plata y quienes acompañaban al camionero tenían pistolas y metralletas y granadas y bombas brasileras, pero los villanos igual les podían robar.

Entonces, para evitar los robos, el cambio decidió que en vez de decir 'plata' cuando hablaban por teléfono, iban a llamar al metal precioso 'merca'. Así como tu madre te dice 'desgraciado' en vez de 'Federico' cuando se enoja. O cuando tu padre te dijo 'retardado' en vez de tu nombre cuando llegaste con 5 bajas. Igualito.

Acá es cuando la cosa se pone interesante, Federiquito. Merca, el nuevo nombre que le pusieron a la plata, no es un nombre inventado. No, no. Merca, corazón, es también como se le llama a otra droga, a la cocaína. La cocaína es mucho más concheta que la pasta base, pero igual es droga y también es mala. Mirá, sin ir más lejos, lo que Maradona usaba para drogarse cuando era villano era merca. Ahora toma Coca Light y es bueno. Vos nos tomes merca porque te hace malo. Pedile al abuelo un porrito y lo dejamos así. ¿Dale?

Ta. No se te ocurra decirle nada a tu madre. A tu padre podés si querés, ya que él de vez en cuando me pide un cañito y lo compartimos con nostalgia de tiempos pasados. Un cañito es un porrito, mi amor.

No me hagas más preguntas que quiero seguir con el cuento.

Bueno, te sigo contando. 'Merca' tampoco es un nombre que se les ocurrió a ellos solitos. No, no fueron tan inteligentes. Verás, repollito de esmeraldas brillantes, 'merca' se le suele decir a la plata en todos los cambios que trabajan con ella. Es como decirle 'amarillo' al oro. Y se hace porque en todos lados había villanos y en todos lados todos los cambios corrían los mismos riesgos que el cambio protagonista de este pequeño cuento.

Bueno, pasa el tiempo y el cambio nota que cuando le dicen ‘Merca’ a la plata, los villanos no vienen a robarles. ¿Por qué? Porque a los que transportan merca de verdad se les llama narcotraficantes y los narcotraficantes son súper villanos tan pero tan pero tan malos que ni los Pogüer Reinshers pueden con ellos. Sí, Bob Esponja tampoco. No, ni la Mole podría con ellos. No, él tampoco. Tampoco ella. Nene, ¿me dejás seguir con el cuento? Bueno. No, aguántate, después del cuento podés hacer pis.

En fin, los narcotraficantes eran tan pero tan malos que hasta los villanos le tenían miedo. Y, por un tiempo, el cambio pudo hacer todas sus transacciones con plata sin ningún problema.

Hasta que un día, la ministra Daisy Tourné decidió que no iba a apresar más a los villanos y que iba a buscar a malos en otros lados. La ministra se enteró de que había irregularidades en algunos cambios y entonces mandó a su equipo de inteligencia a pinchar los teléfonos de toooodos los cambios del pueblo. Pinchar un teléfono quiere decir que la policía se pone a escuchar toooodas las conversaciones que vos tenés por teléfono pero sin que vos te des cuenta.

Y así, se enteraron de que este cambio transportaba 'merca'. Sí, corazoncito de melón, tenés razón, lo lógico es que si la inteligencia fuese tan inteligente, que ellos mismos investigaran antes de actuar y descubrieran que se le dice merca a la plata en el ambiente de cambios. Y, si aún tienen dudas, que averigüen, investiguen e interroguen de manera sensibilizada y coherente.

Pero, mi amor, la inteligencia de este pueblo no era tan inteligente como vos. Los policías que integraban este escuadrón súper selecto habían crecido mirando programas de televisión como Maiami Vais y Estarski y Jach y pensaban que tenían una pista tremenda. Entonces, se subieron a sus autitos Corsa y armaron tooooodo un operativo para detener a uno de los camiones con merca.

A esta altura la ministra estaba pasando mal. El pueblo estaba enojado con ella porque ella no detenía más a villanos y entonces los villanos le robaban al pueblo sin que nadie los detenga. Entonces decidió cagarse en el pueblo. Lo importante para ella, Federico, era que los otros países la quisieran para que, cuando ella se retirara del cargo, le ofrecieran asilo político cuando todo el pueblo quisiera lincharla. Y entonces pensó, erróneamente, que incautando a un montón de cocaína como la de los avioncitos en Salto, ella iba a quedar bárbaro. Por eso aprobó y autorizó el operativo y eso.

¿Qué es linchar? Este… pegarle mucho a una persona entre todos. Sí, como la morta. Igualito.

Todos los policías se dirigieron hacia donde sería el operativo. Y, cuando todo estaba listo, esperaron a que pasara el camión del cambio y lo detuvieron. ¡No sabés lo que fue eso! ¡Fue un disparate de sirenas, frenos de autos y megáfonos! ¡EEUU hubiese estado celoso! ¡Verde de envidia! Sí, señor. La inteligencia dio un despliegue maravilloso, era como la noche de la luces pero en la mitad del campo, una cosa impresionante que sería muy difícil de describir. Callate y aguántate o te lo describo. Me parecía.

Al mismo tiempo, otros autitos de la inteligencia estaban deteniendo a los dueños del cambio protagonista de esta historia. Y, los autitos del despliegue detuvieron al camionero y a los hombres con metralletas y se los llevaron para la comisaría.

Luego de felicitarse todos entre ellos por un trabajo bien hecho, abrieron una sidra y brindaron entre todos. Un suboficial sacó un cordero del baúl del Corsa y otro armó una parrilla al mejor estilo Maguiver. Y ahí permanecieron por 4 horas, tomando y comiendo y disfrutando de lo lindo. Era una situación hermosa.

Hasta que a uno se le ocurrió abrir la puertita de atrás del camioncito y robarse una bolsita de merca para las fiestas. Imaginate su sorpresa cuando lo único que encontró fueron pelotitas de plata, una al lado de la otra, millones de ellas, un sinfín de plata metalera preciosa pero nada de cocaína.

Pero, Federiquito, la inteligencia no se dio por vencida. Ellos estaban convencidos de que habían apresado a narcotraficantes. Además, no podían llamar a Daisy y decirle que todo el dinero que había gastado en el operativo había sido al santo pedo. Al santo pepino, perdón.

Entonces, siguieron haciendo macanas. Llevaron al camión a una fundidora y se dispusieron a fundir cada una de las pelotitas de plata para ver si tenían merca adentro. Evidentemente, lo único que obtuvieron fue un montón de plata fundida pero nada de merca.

Dicen las malas lenguas que muchos de estos policías tomaron un poco de esta plata y la convirtieron en cubiertos. Hay quienes afirman que a veces los encuentran deambulando por la feria de Pajas Blancas intentando vender tenedores, cucharas, cuchillos de manteca y teteras antiguas con imperfecciones de fábrica. Hay quienes juran que los regalos a las hijas quinceañeras de los policías subió en un 15% ese mes. Pero eso no es importante.

Lo importante, corazón de melón con azúcar, patito de hule encantado, morcilla de ternero con chimichurri, es que antes de actuar, siempre tenés que investigar. De que no podés confiar en la justicia de este pueblo miserable en que vivimos, un lugar donde no te puede ir muy bien porque sino la policía es más peligrosa que los villanos. De que si vas a drogarte hables con el abuelo antes, de que él te da un porrito, y que si vas a votar, elegí bien a quien votes y a quien van a poner como ministros.

Ah, y que si volvés a venir con 5 bajas, te vas a comer otro cuentito de estos. Tengo millones, te lo advierto, y no tengo miedo de contarlos. Mejor contártelos a vos que mandarlos a Ecos de El País.

Ahora andá a mear, desgraciado retardado.

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¡Feliz Navidad! Sé que no posteo nada hace más de un mes así que por eso les regalo un cuentito de 4 carillas. Bueno, tres y una línea. No juzguen.

Ah, y cualquier similitud con la realidad es totalmente a propósito. La próxima vez que no tenga qué decir les cuento otro de estos anécdotas lindos de la justicia uruguaya. También queda pendiente un ranteo enorme sobre las cebras y los peatones. Pero los aburro con eso en otra ocasión.

Ahora a engordar y a celebrar y a gastarse el aguinaldo en regalitos para la familia. ¡Pasarlo lindo!

Pizzas anónimas

jueves, febrero 14, 2008

Cuando tenía algo así como 11 años, me peleé con mi mejor amiga. Después de haber pasado un fin de semana juntas en la casa de ella nos encontrábamos pacíficamente jugando a las bolitas en el garaje de su casa. Sí, a las bolitas. No, yo tampoco me lo explico. El hecho es que ella tenía bolitas mucho más lindas que las mías; una, en especial, era espectacular. No me pregunten qué condiciones debe tener una bolita para ser considerada un espécimen destacable porque realmente no me acuerdo, pero ésta era particularmente increíble. Y se llamaba Joe.

Luego de horas de juego, decidí que me tocaba a mí jugar con Joe. A mi amiga no le pareció. Discutimos un nano-segundo antes de que mi conocido temperamento llegara a punto de hervor y ocasionara que le tirara a su apreciado Joe en la cara y saliera corriendo. Sí, se ve que miraba mucho Amigovios o algo.

En fin, al llegar a mi casa me di cuenta que mi enojo no se había desvanecido. Es más, seguía recontra caliente. Digo, vamos... ¡qué egoísta! Ella podía jugar con Joe cuando quisiera, ¡yo no!¡Qué perra! ¡Seguro que encima estaba hablando mal de mí a mis espaldas! ¡Típico que me estaba usando! ¿Quién se creía que era? ¿Con quién creía que se estaba metiendo? Ah no, ella iba a ver. Yo me iba a vengar y, encima, sabía qué hacer. El auto-enojo me había dado el tiempo suficiente para conjeturar el plan más malévolo de la historia: un plan tan original, tan cruel, que seguramente nadie sospecharía de mí.

Acto seguido, llamé a Pizza Quick y mandé una pizza a la casa. Hasta el día de hoy no sé si le llegó. Al día siguiente arreglamos las cosas y, la verdad, no daba para contarle. (Es más, seguramente se esté enterando al mismo tiempo que ustedes... ¡perdón Ana! Fue sin querer queriendo.)

Esto viene a que el otro día me enteré de un grupete activista que utiliza el mismo método que yo ideé hace años pero contra las instituciones que no les gusta. A pesar de ser un claro ejemplo de que no soy tan original como creo serlo, este grupo es algo que, simplemente, me fascinó. No sé cuántos de ustedes estarán al tanto de su existencia, pero da como para dedicarle unos párrafos de admiración en este pedorro blog.

'Anonymous' (anónimo en inglés) es un grupo de personas, bueno, anónimas. Su origen parece encontrarse en un foro de imágenes llamado 4chan, conocido por ser el creador de esas adorables imágenes con gatitos que tienen pequeñas leyendas en inglés entrecortado. También son conocidos por ser todos medios locos, nerdos y amantes de la porneta, pero ese es otro tema.

Exhibit A

En un principio, el grupo se formó para vengarse de ciertas personas equis que molestaban a los usuarios del foro. Así, de un día para otro, uno se podría encontrar con cientos de pizzas a su nombre, cientos de e-mails con contenidos raros, llamadas extrañas y – mi favorita – anuncios en Craigslist ofreciendo actos sexuales a cambio de dinero con tu número de teléfono.

Todo muy lindo hasta que un buen día la Iglesia de la Cienciología (o como se llame en español) decidió obligar a YouTube bajar un video de Tom Cruise donde hablaba de su ‘religión’, dejando bien en evidencia lo bien que le lavaron el cerebro. Ahora, la Cienciología y sus 'métodos' siempre fueron bien cuestionados. Agréguenle a esto una burda manifestación en contra de la libertad de expresión y tenemos a un grupito de geeks muy enojados.

Dentro de este contexto, en enero, Anonymous le declaró la guerra a la Cienciología, anunciando lo que ellos llaman Proyecto Chanology. El fin del mismo es erradicar a la Cienciología de Internet para luego hacerla desaparecer definitivamente. Para ello, comenzaron a molestarla utilizando las tácticas previamente descriptas: sus oficinas en todo el mundo comenzaron a recibir un caudal inmenso de faxes negros, pizzas y llamadas extrañas. Obviamente, eso no fue suficiente. Así fue que quienes se llevaban bien con las computadoras lograron que su sitio se mantuviese caído por horas en más de una ocasión, aún luego de que la Cienciología contratara un servicio especial para evitarlo.

Con algo de tiempo, el aparente chiste se tornó en tema serio. El 27 de enero, Anonymous subió un video a YouTube explicándose. Ahí fue cuando, realmente, comenzó todo. En el video (el cual pueden ver acá) aparece una voz claramente modificada hablando sobre dos minutos de cielo. Allí el narrador aclara que "Anonymous es un colectivo de individuos unidos por la conciencia de que alguien debe hacer lo correcto, alguien debe traer luz a la oscuridad, que alguien debe abrir los ojos de un publico que ha estado dormido por demasiado tiempo".

Se ve que lo que comenzó con un intento de molestar a la Cienciología se transformó en una verdadera campaña, incitada por información que encontraron a medida que los hechos se fueron dando. Así, profesan querer educar a las personas sobre el peligro que supone la Cienciología:

"Queremos que ustedes sepan sobre las burdas violaciones a los derechos humanos cometidas por esta secta. Queremos que sepan sobre Lisa McPherson. Queremos que sepan sobre los antiguos miembros de la marina privada de la Cienciología, SeaOrg, quienes fueron forzados a abortar para poder continuar al servicio de la iglesia. Queremos que sepan sobre su contratación de niños y sus gulags. Queremos que sepan sobre la Operación Freakout y Paulette Cooper. Queremos que sepan sobre la Operación Blancanieves y los esfuerzos de la Cienciología por infiltrarse en el gobierno de los Estados Unidos. Queremos que sepan sobre todas estas cosas que han sido ocultadas bajo una alfombra por demasiado tiempo".

Exhibit B

El pasado 10 de febrero, 7000 personas a lo largo del planeta se manifestaron pacíficamente (y de manera aparentemente espontánea) en frente a diferentes sedes de la Cienciología, la mayor de estas aglomeraciones ocurriendo en Londres. Vestidos de negro y utilizando máscaras de Guy Fawkes (tal cual la escena de V for Vendetta) se quedaron horas proclamando a favor de la libre expresión y circulación de información, sin dejar de lado el extensivo uso de memes y humor cibernético. (Para ver un recuento detallado de la manifestación en Londres, con fotos y todo, hagan click acá.) Los medios del otro hemisferio ya los notaron y sus quejas han sido escuchadas en lugares tales como Europa, Estados Unidos y Australia. Es justo decir, entonces, que todo el revoleo está dando por lo menos algo de qué hablar: justamente ese es uno de los efectos buscados.

Lo que me fascina a mí es esa idea de gente no contenta con algo del status quo que decide hacer algo al respecto. A diferencia de las marchas o protestas normales, estas personas son realmente anónimas, y la participación no es a nivel local sino a uno completamente global. Tal como lo ponen ellos, esto no es una organización. No tiene líderes. No tiene subordinados y no tiene planes específicos. Son, simplemente, personas hartas. Somos todos nosotros, en todos lados.


Anonymous ya anunció otra manifestación mundial para el 15 de marzo, dos días después de lo que hubiese sido el cumpleaños de L. Ron Hubbard, creador de la Cienciología. Por si alguno de ustedes quiere incluirse, les dejo el video con el código de conducta. Entre otras cosas, piden que se mueven en grupitos de 10 a 15 personas, que no tomen, no se pongan violentos y usen máscaras (ya me veo los titulares: 'Gente que llegó tarde al carnaval protesta incoherencias en frente a sede de Cienciología'). Eso sí, yo recomendaría que los interesados sigan todo al pie de la letra. Al menos que quieran encontrarse con cientos de pizzas en la puerta de su casa, claro.



Y ya que estamos, acuérdense de votar por mí a partir del viernes en el concurso de posts sobre curiosidades y leyendas. El mío se llama 'el 108' y lo pueden leer acá.

A llorar al cuartito

miércoles, noviembre 14, 2007

El domingo salió en El País una nota titulada 'Insultar en el blog se paga' y obviamente, me la dispuse a leer (esto del desempleo me está dando mucho tiempo para matar mientras pienso 'tengo que escribir la tesis' de manera reiterativa e ineficaz). Básicamente, el artículo tomado de El País de Madrid cuenta cómo los bloggers y quienes comentan en ellos se están comiendo zarpadas multas por insultar en la web. Cita varios ejemplos, desde un par del Reino Unido hasta muchos más en España, ninguno de los cuales me pareció muy grave que digamos.

Tenemos el ejemplo de tres flacos anónimos que acusaron públicamente en un foro a los directivos del Sheffield de "avaricia, egoísmo, desconfianza
y deshonestidad". Después, el de Alasbaricadas.org por comentarios anónimos contra algún cantante – que no tengo idea quién es – y el de bandaancha.st, donde se injurió a los servicios de una operadora o algo así. Hasta acá, todo bien.

El tema es que leyendo eso, más bien, leyendo las reverendas pedorradas por las cuales estaban multando a internautas en Europa, continué mi lectura esperando algún buen merecido palo hacia quienes se están tomando todo tan en serio. Imagínense mi sorpresa cuando llegué al siguiente sub-título: 'En Uruguay, no hay sanciones penales por difamación virtual'.

Lean lo que viene después, es súper cortito. ¿Soy yo o e
l título y lo que viene después manifiestan que está mal que no hayan sanciones penales por difamación virtual? Pará, pará: ¿qué, que? ¿A mi alguien me está jodiendo?

Shame on you!

Ya he manifestado mi total repudio a que difamaciones e injurias cometidas por periodistas en Uruguay se castiguen penalmente y, no sé por qué, me pinta que no estoy loca por pensar que eso es cualquiera. Y ahora, en una notita de segundo plano publicada en un diario nacional, el día en que tiene más tiraje, surge lo que me suena a un reclamo de que se haga lo mismo con quienes publican opiniones en Internet. What the fuck?

Primero, ¿se dan cuenta de la animalada que eso sería? Segundo, y mucho más importante, esto fue escrito por un periodista. ¿En dónde mierda quedó la libertad de expresión? ¿En la fábrica de Elite doble hoja? Y tercero, ¿se dan cuenta de lo tan en el horno que estaría yo si esto llegara a suceder?

Censurar lo que se dice en los blogs, en los foros, en donde sea, sería caer tan pero tan bajo que quien lo hiciera encontraría petróleo y causaría una guerra con alguna hegemonía amarreta del sobrevalorado primer mundo. No tengo idea sobre muchas cosas, pero creo que esa total libertad de decir lo que se quiera, esa aparente impunidad ante lo que se lee y escribe en la web, es maravilloso.

¿Ta, nene?

Es cierto, muchos pueden intentar tomar ventaja del medio y publicar cosas que no son verdad. Pero eso es justamente lo que hace del medio algo tan fabuloso: fuerza al lector a no tomar solamente una fuente sobre determinado tema. Lo hace investigar, explorar, encontrar su propia verdad, sin tener que gastar fortunas o perder el tiempo en textos eternos. Será la cultura del pantallazo, pero con que por lo menos verifiquen con Wikipedia, yo me quedo contenta.

Y eso, justamente, hace que quienes quieran tener al menos un poquito de credibilidad hagan el mismo proceso con lo que publican o comentan. Un comentario anónimo no es más que un graffiti. ¿Ustedes le creen a los graffitis?

Yo ya avisé. Sale una ley así y el gato muere.

Pro-realidad

viernes, octubre 19, 2007

Hace un tiempo ya que escribí el siguiente post. Bah, en realidad, empecé a escribirlo hace tiempo y después le fui agregando y quitando cosas. Cuando lo terminé, decidí no subirlo, no porque no me interese saber qué se piensa al respecto, sino porque me parece que está muy abierto a la malinterpretación. Además, no es divertido. Pero me cago en todos y acá va de todas maneras.
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Será por mi inocencia extrema, pero hay temas que simplemente no entiendo.

No puedo creer que tenga que existir una selección de fútbol gay. No me entra en la cabeza que haya gente que siga pidiendo que los científicos los convenzan de que existe 'esto del calentamiento global'. No comprendo qué
daño puede hacer un flaco fumado, especialmente si lo comparamos con uno tomado. Y, aunque lo intente, no le encuentro explicación a que aún haya gente en contra de la despenalización del aborto.

Sí, seguro, entiendo que haya gente que se oponga al aborto en sí, por sus creencias religiosas o valores morales. Después de todo, no es un tema de ser pro-choice o pro-life (términos que realmente odio, ya que para mí yo soy pro-life por tener derecho a hacer de mi vida lo que se me cante), es un tema de cuándo personalmente creemos que un cigoto, un embrión o un feto es un humano.

Existen miles de opiniones sobre el tema, y con todo el mam
bo de la ley de Salud Sexual y Reproductiva, seguramente las conozcamos todos. Lo que no entiendo es por qué quienes toman opiniones más conservadoras al respecto sienten esa necesidad de imponer sus creencias al resto de la población. ¿Nunca abortarías? Bárbaro, es una opinión respetable; pero no le quites el derecho a tener sus propias creencias a quien no piensa igual que vos. Pero claro, ¿por qué alguien va a considerar las opiniones o creencias de otros cuando el presidente ya dijo que ni loco lo hacía? Así de simple. Así de ridículo. ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------

En el 2005, el economista Steven Levitt y el periodista Stephen Dubner editaron un libro fabuloso que recomiendo a toda costa: Freakonomics.

En él, planteaban una decena de hipótesis económicas basadas en estadís
ticas, donde encontraban curiosidades de diverso tipo (por ejemplo, que un profesor tiene más probabilidades de hacer trampa por sus alumnos que los alumnos mismos). Probablemente la más controversial era aquella referida al aborto, aplicada a EEUU.


Cuenta el libro que la delincuencia en los EEUU decayó dramáticamente en los últimos 15 años. Los medios – y la opinión pública en general – adjudicaron este logro a las campañas gubernamentales anti-delincuencia y a una mayor presencia policial en las ciudades. Sin embargo, los autores encontraron que no fue así; por ejemplo, durante este período, hubo menos policías en las calles que en otros tiempos.

Según los autores – y aquí se desata la controversia – los americanos le deben las gracias a la legalización del aborto en 1973. Pronto y claro, los delincuentes no nacían. Sus potenciales madres, por motivos que van desde la pobreza a la falta de madurez, sabían que no iban a poder darle a sus potenciales hijos una vida con oportunidades y, por ende, abortaban.


En EEUU este 'descubrimiento' fue el que generó la mayor polémica alrededor del libro. Sin embargo, el debate no se centraba entre personas que estaban de acuerdo con lo propuesto y quienes lo rechazaban rotundamente: la derecha los acusó de pro-choice, la izquierda de racistas (porque estadísticamente quienes abortan en aquel país son adolescentes, solteras y de raza negra) y las feministas de considerar que las madres solteras fomentan el crimen.

Así que imagínense lo que causaría en Uruguay. Es una cagada, pero, ¿soy la única que juega mentalmente con esta idea? ¿Es tan malo decir que una medida como la despenalización del aborto va más allá de ideas religiosas y éticas y que, realmente, podría ser beneficiosa para el país? ¿Pueden tener razón las mujeres que dicen, 'mirá che, todo bien, pero yo no puedo traer al mundo un nene porque no lo puedo mantener'? ¿Es odioso no tener en cuenta al lado sentimental del debate? Y, por último, ¿qué pasa si, efectivamente, resulta ser una medida en contra de los índices de pobreza y delincuencia? ¿Qué dice eso de nosotros, como sociedad global occidental, si siquiera dice algo? ¿Dice algo nuevo?

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El otro día, mientras el Senado votaba al respecto, le comenté a alguien lo desafortunado que me parecía que la despenalización no fuese a salir. En seguida comenzaron a emitir sus dudas sobre cuánto tiempo debe transcurrir entre la concepción hasta poder hablar sobre una vida humana. Es así: a las personas les encanta emitir juicios de opinión y el tema del aborto es terreno rico para esto (me incluyo). Pero, este tema también tiene la particularidad de la duda. Todos dudamos antes de contestar, dudamos mientras contestamos y terminamos dudando sobre lo que acabamos de decir, aunque hagamos el mejor intento de aparentar estar seguros en nuestra posición.

Es que, se mire por donde se le mire, no hay respuesta segura o correcta y, por lo tanto, cualquier cosa que podamos decir es una mera opinión o creencia al respecto. Es más, el 15-15 del Senado solamente lo evidencia. Dejemos que cada uno tenga la libertad de elegir lo que se le antoje.


Por mi parte, prometo que si la despenalización del aborto sale, no voy a andar amenazando de muerte a quienes decidan no abortar. Tengan todos los hijitos que quieran.

Iba a poner la imagen de la manito a favor de la despenalización,
pero la que encontré en el sitio del MYSU tenía la peor calidad del planeta.
Así que en su lugar, acá tienen a Tabaré tapándole un ojo al país.

Tipo, nada

domingo, septiembre 09, 2007

Recién le comenté a alguien de que el día estaba lindo y que finalmente me iba a ir a comprar un jogging para salir a correr a la Rambla. Pero como soy espectacularmente divina y súper considerada y no quiero arruinarles el buen clima, mejor me siento a escribir. No vaya a ser que después me culpen a mí si llueve.

Ayer salió en el suplemento Qué Pasa del diario El País una nota de César Bianchi titulada "La Ciudad Vieja está menos VIP". La nota – además de cometer el error de considerar que en Uruguay hay personas VIP – echa un simple vistazo a la dicotomía entre planchas y chetos que existe en el país, limitándose al cambio de público que hoy por hoy ronda las famosas callecitas llenas de pubs ubicadas en una de las zonas más antiguas de Montevideo.

Hasta ahí, todo bien. Sin embargo, antes de
comenzar a siquiera dar mi propio análisis de la nota, quiero confesar algo. Sí, amigos, ha llegado el momento que todos los que me conocían esperaban con fervor, tal como ese momento en que sabés que Wanda Nara se va a dar contra el sopi. Son momentos conocidos y principales en certámenes de belleza con largas escaleras por donde quienes compiten deben descender. Momentos clásicos, algunos mediáticos y otros no tanto, como cuando aquel hombre ignora el cartelito de 'piso mojado' y pasa apurado por la zona. Y sabés que vos te vas a reír. Mucho.

Si tomamos en cuenta a la dicotomía entre planchas y chetos, yo sería, sin duda, una cheta. Es un estigma del cual no puedo zafar con nada. Ni el "ah pero yo soy de Pocitos y en Pocitos hay de todo" o el "ta, pero eso lo decís por mis amigos, yo mirá que soy más de tener un perfil bajo"; ni siquiera el "pero yo me compro ropa en la feria" o el ya clásico "cómo vas a decir eso si esteeeee, em, em, si yo no, em, ¡si yo no voy a Lotus / Café Misterio / Punta del Este / universidad privada / Buenos Aires de shopping y soy re hippie / soy del Frente / tengo amigos planchas / estudio ciencias sociales / fui al Cerro una vez!".

Hola, mi nombre es D
IT y no vivo en Pocitos, me gusta vestirme según mi propia definición de 'bien' con ropa que me compro usualmente en shoppings (o aquel paraíso llamado Zara), amo Buenos Aires por sus casas de ropa, miro Project Runway religiosamente, miro Bailando por un Sueño y miré el Gran Hermano donde ganó Marianella (y voté). Mi chiste favorito es el de las ovejas chetas. Fui a liceo privado, a universidad privada y ahora trabajo en una empresa privada, aunque no tenga nada que ver. Estudié Comunicación Social. En fin, estoy a una sesión de peluquería para ser el estereotipo uruguayo de rubia cheta (para teñirme, porque el cerquillito ya lo tengo).

Soy cheta por generalización, ¿y qué? Voy a opinar igual.


Los chetos según Google Image Search

En el artículo (el del Qué Pasa, ese que mencioné hace como tres párrafos), Bianchi le pregunta a varios dueños de boliches en Ciudad Vieja por qué piensan que aquella supuesta gente 'VIP' o 'paqueta' no los frecuenta más. Algunos, como Roberto Requejo, dueño del Pony, le embocan bastante bien. Otros, no tanto. A modo de servicio comunitario, les redondeo las razones que dieron:
  • Los idiotas que, viendo lo bien que le iban a los otros boliches, abrieron más boliches.
  • La cumbia que estos idiotas pasan en algunos de estos nuevos boliches cuando la Ciudad Vieja empezó como una zona de 'rocanrol'.
  • La prohibición de fumar en lugares públicos cerrados que impusieron los idiotas del gobierno.
  • Los miniquioscos que osan vender alcohol y por ende, les hacen 'competencia desleal'. Unos reverendos idiotas.
  • El frío.
  • La emigración (¿?).
  • Es todo culpa de los hippies.
Me da una pena Bianchi. Me lo imagino todo contento, un sábado afuera de La City, mirando a las chicas que hacen cola para entrar, observando lo que sucede alrededor, sintiéndose como un detective privado undercover que busca llegar a la raíz del asunto. Después, me imagino que se aburrió y decidió ir a preguntarle a los dueños de los boliches qué pensaban ellos. Hasta capaz que le regalaban un trago mientras los entrevistaba y todo. Y se encuentra con esto. Pobre.

Por suerte, Bianchi resulta ser un tipo inteligente y observa la acumulación de planchas en las calles. Supongo que,
intrigado ante tanto tetra-brik, rubios de agua oxigenada, bases y falta de eses, se dirige a una seccional a preguntar cuánta inseguridad hay efectivamente en la zona. Su inquisitivo cerebro se pregunta, y con razón, si la falta de gente con alto poder adquisitivo se debe a una discriminación de clase o efectivamente, al miedo.

El plancha según Versace

Se encuentra entonces con otro personaje, el comisario de la Seccional 1ª., Carlos Silva. Carlitos le informa que todo eso de la inseguridad son patrañas, porque fijate, en agosto de 2006 tuvimos 42 denuncias y el mes pasado solo tuvimos 25. ¡Solo 25! Me lo imagino, chocho con el mate bajo el brazo y copado de que tuvieron solo 25 denuncias, saludando a cuatro planchas habitués que pasan por la puerta con envase de Ving en mano.

Lo que yo me pregunto es cuán efectivas habrán sido esas 42 denuncias del 2006. ¿Sirvieron de algo? Porque si resulta que fueron una pérdida de tiempo, es entendible que menos gente vaya a denunciar. Y si hay menos gente 'robable' en Ciudad Vieja, ¿no es lógico que hayan menos robos? Hasta donde yo sé, robarse entre planchas es mala palabra. Además, media pila, 25 denuncias son 25 denuncias que no deberían haber sucedido. ¿Estoy muy equivocada en pensar esto? Sí, estamos de acuerdo, Ciudad Vieja no es el 40 Semanas. ¿Y?

Lo único que sé yo es que Montevideo, efectivamente, es un pañuelo. No soy 'clasista' por darme cuenta que entre ciertos grupos, le gente se conoce entre ella al menos por nombre. En grupos tan cerrados y en un país que ama los chismes sobre lo que le pasó a fulanito y menganito, la gente se entera bien rápido sobre delitos cometidos por 'un par de planchas que me trataron de robar en Ciudad Vieja'.

¿Qué hashé, papá? Gracias El País por la foto

Si se le suma a esto que en lo que va en el año ya conozco a dos personas que murieron porque unos planchas le quisieron robar, mis números cambian. Agosto 2006: cero personas conocidas muertas por planchas. Agosto 2007: dos. No necesito tener a 25 muertos para sentir miedo; con dos me alcanza y me sobra.

Cierto, estos crímenes no fueron en Ciudad Vieja. Sin embargo, tal como lo confirma el artículo, Ciudad Vieja está llena de planchas. Así que no voy más. No soy VIP, no soy 'paqueta', no soy 'estirada'... pero soy cheta. La cumbia, el vino, las bases, la falta de eses, hasta los piropos de obrero me chupan un huevo. También reconozco que no todos los planchas son iguales – si mi fallido informe para TV me enseñó algo, fue eso – pero, honestamente, no me arriesgo. Antes, los hechos me demostraban que podía ser que me quedara sin plata y sin celular. Hoy por hoy, me demuestran que existe la posibilidad de que me quede con un balazo entre los ojos.

De todas maneras, esto no es algo nuevo. Casi todo boliche, toda zona, tuvo su momento de auge hasta que cambió su público por uno de menos nivel adquisitivo. ¿Por qué, entonces, no pueden convivir los dos públicos en paz? Más allá del miedo... no sé. Tengo una vaga idea que trata sobre actitudes que ambos grupos tienen hacia el otro donde se alimentan mutuamente hasta terminar en un gran circulo vicioso de resentimientos y pereza para aclarar, pero sí... es una buena pregunta.

Tipo, ta, nada. Es todo culpa de los hippies.

Posible amenaza de muerte felina

viernes, agosto 10, 2007

Porque soy re actual y re informada y me re interesa el re rumbo de mi re profesión, estoy subscripta a un montón de newsletters que giran en torno al mundo del marketing y los medios y que llegan día a día a mi casilla de correo laboral. (Y ya pido perdón por el post más escrito a los rajes de mi vida.)

Este spam, como muchos de mis compañeros lo califican, es usualmente semi-leí
do por mi hermosa persona entre periodos de concentración (cada veinte-treinta minutos) o, si estoy muy a millón, es eliminado sin mayores sentimientos de culpa y/o percances afines.

El Word of Mouth M
arketing Association (WOMMA para los amigos) es, bueno, una organización que gira en torno al marketing viral. Como se deben imaginar, hoy me llegó su newsletter semanal y en fin... a meros días de declararme no-periodista, me encuentro escribiendo sobre periodismo. Qué loco, ¿no?

Resulta que el pasado miércoles 1° de agosto, un panel del congreso americano votó a favor de que los periodistas de dicho país puedan mantener a sus fuentes confidenciales. Básicamente, si el día de mañana una persona se acerca a un periodista para decirle que Bush se la come doblaba y pide por favor que no se divulgue su nombre ni diga de dónde sacó la información (y, efectivamente, resulta verídico que Bush se la come doblada y con salsa cuatro quesos), el periodista finalmente podrá hacer eso y así proteger a su fuente.

Las ventajas a esto son muchísimas: en primer lugar, la fuente de la información no va a sufrir represalias por haber compartido tal información con alguien que, seguramente, la publicará para informar a la población sobre las andanzas de su mandatario. Por otro lado, que una fuente pueda ser realmente secreta incitará a que personas que sepan este tipo de información no tengan tanta miedo en compartirla con quienes la pueden comunicar. Si mañana Rosa, la empleada de la Srta. Arroz, filma a su patrona recibiendo terrible coima, podrá llevársela a un periodista sin tener miedo a perder su trabajo.
Rosa, una belleza real según Dove

Más aún, y demostrando mi lado ultra idealista, si quienes se están portando mal se dan cuenta que cualquiera los puede vender y que nunca se van a enterar quien los delató a los medios, esto puede llegar a ser un incentivo a portarse bien solo basado en su poder panóptico. No lo digo solo porque posiblemente les de muchísima pereza tener que esconderse aún más, sino porque tal vez, en una de esas, si cruzamos los dedos, tiramos una moneda a una fuente, no nos mandamos al estar una vez que mamá y papa se durmieron para comer las galletitas que le dejamos a Papá Noél y le dejamos pastito a los camellos de los Reyes Magos, van a pensar que por ahí no vale la pena.

Esto es buenísimo. Pero, lo interesante, es que no solo le otorgaron este derecho a los periodistas, sino que también a los bloggers profesionales. O sea, si en el día de mañana el blogger O’Br
ien publica en su blog que Dick Cheney mató a un homosexual a puñaladas luego de vestirlo con un turbante rosado y pedirle a gritos que le recite el Corán, y esto resulta ser cierto, ningún juez podrá dictaminar que O’Brien deberá divulgar quien fue su fuente.

Claro que uno debe ser un blogger profesional para poder disfrutar de este nuevo derecho; quien escribe debe constatar que parte de sus ingresos (o la totalidad de los mismos) deriva de su blog. Sin embargo, la brecha entre periodistas y bloggers se sigue achicando y cada día son más los bloggers que viven de su profesión como tal.

Qué lindo el primer mundo. Pensar que hoy en día, en Uruguay, un periodista puede ir preso por hablar mal de un político – pensar que cualquier juicio hecho a un periodista sobre información publicada en un medio puede ser penal. Juicio penal por decir cosas que tal vez a algunas personas no le gusten. Si el día de mañana me entero que Mujica habla perfecto español pero se come las eses por gusto y marketing, y que la foto a la izquierda es una ilustración exacta de su güinnerés, no voy a poder decirlo. Puede ser la verdad más grande del mundo, pero si Mujica se siente injuriado por la noticia, yo mañana puedo ir en cana. Qué linda la libertad de expresión.

Pensar que el otro día me enteré* que Daisy se mudó a un hotel para vivir más cerca del laburo, y que esa habitación diaria de hotel la pagamos nosotros quienes pagamos impuestos. Pensar que no puedo decir nada.

Ahora, tengo una duda. Supongamos que les cuento lo de Daisy. Supongamos que Daisy se entera el fin de semana durante su habitual sesión de auto-googleo, en el cibercafé que se compró porque el business center del hotel le quedaba muy lejos. Supongamos que le da color y le importa lo que diez lectores locos pueden llegar a pensar sobre ella; es más, supongamos que está extremadamente aburrida y me inicia un juicio penal. ¿Bajo que jurisdicción caigo yo? ¿Bajo la de blogger – cuyo servidor se encuentra convenientemente ubicado en EEUU – o bajo la Uruguaya, donde habita mi notebook plancha con el cual escribí esto?

Che, ¿algún abogado por ahí? Porque sépanlo, si la respuesta es la primera, ya desato al gato de mi hermana de la pata de la mesa, le saco un par de fotos, las subo, agrego un botoncito de PayPal en el blog y amenazo con matarlo si no me envían copiosas cantidades de dinero**.

* Supongamos que mi fuente no es mi madre.
** Copiosas en términos uruguayos, claro. Con un par de donaciones yankees ya estoy.

Caramba

miércoles, junio 20, 2007

Tenía terrible columna de Sex and the Tortellini sobre ascensores. Ayer me volvía en el taxi más ladrón de la historia y pensaba cómo se me había pasado ese sublime monumento de acero que sube, baja y se rompe (especialmente si es feriado). Nunca siquiera mencioné sus variadas funcionalidades espejísticas e ignoré al ajuar de diferentes personajes con el que me encuentro dentro a diario. Me imaginaba algo muy a lo Benedetti, bien bueno, sin los barroquismos estilísticos en los que usualmente caigo al escribir.

¿Se imaginan lo
bueno que hubiese estado? Yo en el Centro, trabajando (tal como se debe en un feriado laborable) y en vez de comentar algo sobre la tripleta de feriados (todos laborables, dios), ponerme a discutir sobre el maravilloso mundo del ascensor y las connotaciones sexuales-fantasiosas que eso conlleva.

Onda, acá no pasó nada. Onda, no me picó el morbo montevideano y no me mandé por lo menos tres veces la caminata hasta 18 de julio para ver si pasaba alguna manifestación. Onda, no me sentí una idiota cuando me di cuenta que, si hubiera averiguado algo antes, ya sabría que por mi zona no pasaba nada.

Onda, en serio, media pila: el ascensor. ¿Quién no ha utilizado sus servicios meteorológicos alguna vez? ¿Quién no se ha fijado si tiene orégano entre los dientes, haciendo uso de sus inmaculados espejos? ¿Quién no ha caído en la fabulosa tentación de, a pesar de ser un ‘adulto' (porque de adultos no tenemos nada acá en Uruguay), apretar todos los botones y cagar al zopenco que viene atrás?

¿Quién no tiene anécdotas de personas que lo llaman desesperadamente, apretando el botoncito una y otra vez, como si eso fuera a apurarlo? ¿A quién no lo han cargado en un ascensor? ¿Quién no ha entrado a uno y se ha encontrado con un espécimen humano tan pero tan espectacular, que ameritó el que uno ojee el botoncito que lo tranca? Mmm, el ringringring de un ascensor mal cerrado. Y el que se encuentre libre de culpa, que suba por las escaleras.

Allí me encontraba, sumergida en mis propios pensamientos vía Rambla-Sarmiento-Rambla, cuando una clara voz femenina interrumpió todo pensamiento que me desviaba de la realidad. No había otra. Onda, acá sí pasó algo, y la chica que invadía mi aura sonora me lo recordaba. Emanaba insistentemente de la radio roja y plateada del palio negro y amarillo del taxista de buzo bordeaux y blanco. Y decía:

"El presidente dice nunca más al terrorismo de Estado y manda una camioneta de la guardia republicana, a reprimir compañeros que comparta o no sus métodos, estaban manifestándose pacíficamente".

Ay, ay, ay, ay, ay. Ahora quemar llantas es algo pacífico. Ajá.

Qué lindo, qué inteligencia. Esas personas a las cuales querés convencer de que esto es una causa digna de justicia, aquellas personas que hablan del 'terrorismo tupamaro' cada vez que alguien siquiera toca lo que fue el terrorismo estatal, a esas personas que te ven como un salvaje ignorante que solamente quiere disfrutar de un libertinaje anárquico en tu fase de adolescente con hormonas exacerbadas comprometido con causas políticas debido a tu patética frustración sexual...


¿pensás que esas personas te van a escuchar cuando estás quemando llantas por 18 de julio?
¿Pensás en serio que los australopitecus neandertales a los cuales les querés entrar algo en la cabeza van ahora a mirar más allá de tus acciones y a escuchar tus justos reclamos? Disculpá, no, ¿pero a vos te pateó un raviol?

En fin, feliz día del abuelo atrasado. Fue lo único festejable ayer.

*Debo posts. Sí, ya sé que no escribo nada desde marzo. No, mi blog no está hibernando, aunque me muera de ganas de ser oso en este momento. Solamente no tengo mucho qué decir.

El Tabaré, las clases y la masturbación mental

domingo, marzo 04, 2007

Terminaron los exámenes (por ahora) y Catatonias festeja junto a Tabaré con un magnánimo post dedicado a la blablableceada.

El diario argentino La Nación informó el miércoles que las propuestas con las que vino el presidente brasilero Inácio Lula da S
ilva en su visita del martes fueron antes aprobadas por el presidente argentino Néstor Carlos Kirchner, o, mejor dicho, su gobierno.


A quienes le interese, Argentina negoció bajarse del pony en cuanto a una propuesta que Lula pretendía llevarle a nuestro querido Tabaré, como muestra de su terrible buena onda en cuanto a la búsqueda de una solución a las asimetrías con los 'socios menores del bloque' (léase: los que estamos en el horno). Básicamente, es una flexibilización en las llamadas 'reglas de origen', una medida que Brasil pensaba ótima para favorecer el desarrollo de la industria paraguaya y uruguaya inmediatamente, con facilidades impositivas para la importación de bienes. Todo lindo, sin embargo, a pesar de que dichas reglas eran bárbaras para que Brasil se vaya a dormir tranquilo por facilitar el proceso de industrialización de los países chicos en el corto plazo, la medida sería un desastre para la industria uruguaya. Sigh.

Qué buenos que son, qué lindos, papá Kirchner y mamá Lula, cuidándonos del cuco desarrollado del primer mundo y dejándonos jugar con Chávez siempre y cuando no nos juntemos más con esa manzana podrida de Bush. Nos ponen en penitencia cuando nos portamos mal e invitamos a Finlandia a jugar a casa sin su permiso, o cuando fumamos en nuestros cuartos y encuentran las colillas en la papelera. Pero ellos en el fondo se preocupan, porque nos quieren y nos quieren ver bien: nos adoran tanto que les partiría el alma que nos vayamos de casa y nos casemos libre y económicamente con los EEUU en alguna iglesia trucha en Las Vegas con un cura disfrazado de Gargano. Sería un sacrilegio, eso de desperdiciar nuestro futuro con bebitos gringos.

Es hora de que escuchemos a papá Kirchner y a mamá Lula, ellos saben más que nosotros porque son grandes y tienen más experiencia en el tema (porque todo el mundo sabe que cuanto más masa corporal – eh, territorial – más se sabe). No nos tendríamos que quejar, todos los años nos regalan temporadas en Punta del Este, y cuando papá Kirchner se ofusca, mamá Lula nos defiende y nos manda barsileritos a nuestra costa atlántica. Tal vez, de última, sea sólo un caso de rebeldía. Not.

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Ya que estamos, juguemos a... ¿qué edad tiene el mandatario?

Para saber cuáles son las respuestas correctas, fíjense en el nombre de la foto.
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right-click, propiedades, location/url]

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Finalmente terminó el momento cumbre – el momento X – de mi vida. Señores y señoras, finalizó mi época de exámenes que marcarían si me iba a Inglaterra o no. Y, como buen final abierto, la respuesta es aún incierta. No me dio el tiempo de dar mi examen de TV, por lo que ahora me encuentro a la merced del sistema universitario para obtener una mesa especial, preferentemente durante el mes de mayo. Crucen los dedos por mí, los míos se encuentran disfrutando de un buen merecido break hasta el 12 de marzo.

El lunes cerca de 400.000 niños (más un puñado de pelotudos high-schoolers) empiezan las clases. Durante el mes que viene es el turno de los universitarios, quienes apuestan un año más a endurar horas eternas de clase con el único objetivo de conseguir un título y tener 'fundadas' aspiraciones a mejores sueldos. En fin, durante marzo y abril, todo el mundo empieza las clases. Yo no:



Aún así, se viene la adorable tesis. Si usted es blogger y recibe un buen número de visitas por semana (o, en su defecto, un buen número de comentarios por entrada), lo invito a comentar en este post. Podría ser de considerable interés para la muestra de blogs que busco analizar. Muchísimas Gracias Totales.

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Hace dos años, Tabaré Ramón nos pidió que festejemos (¡y hasta la victoria!). El jueves 1° de marzo, convocó a un acto en la Plaza Independencia para celebrar sus dos años de gestión. Después lo suspendió para el viernes, tal como al concierto de Bryan Adams.

Más que un festejo, fue una oportunidad para 'rendirle cuentas al pueblo' sobre los dos años de mandato, rendirle cuentas por más de tres horas y postergar el debate de Gran Hermano a tal punto que me terminé durmiendo antes de que se emitiera.

La oposición – cumpliendo con su trabajo de, bueno, oposición – salió a decir que esto era un "show mediático" (palabras del querido Vasinton Abdala), un abuso, una mala utilización del dinero del pueblo, una equivocación, un 'tanteo' hacia una posible re-elección, un error.

Yo qué sé qué fue. Un show mediático obviamente no, si según El País, Larrañaga y Batlle, el acto no dejó de ser "soberbido, tedioso y aburrido": no me suena al magnífico mundo del entretenimiento y el espectáculo. Después de todo, fue durante la presidencia de Batlle que nos íbamos a divertir y mucho.

Beeeeeh azul, rojo y blanco

Aparentemente 100.000 personas acudieron al acto (sin contar a la gente que sintonizaba Canal 4 Montecarlo esperando que empezara Gran Hermano), 100.000 personas a las cuales les importó poco y nada que su plata hubiera sido gastada en un estrado y demás. Ahora sí, me muero de la curiosidad: ¿en qué nivel estarían esas personas en la reforma tributaria?. No creo que sean de los que vayan a aportar más, ni creo que los U$S 60.000 que costó el acto haya salido de sus bolsillos.

La oposición – cumpliendo con su trabajo de, bueno, oposición – también planteó la posibilidad de que el lunes se solicite una cadena de radio y televisión para responderle a Tabaré Ramón.

Según Wikipedia ('WikiTeAmo' para los amigos), el nivel de aprobación de Tabaré Ramón al asumir su mandato fue de 64%. A mediados del 2005, la cifra cayó a 54% y en cuanto empezó todo el quilombo con las plantas de celulosa, cayó una vez más al 44%. Lentamente comenzó a subir, hasta que en junio de 2006 llegó a 45% (¡a la mierda!) y según la última encuesta realizada a mediados de diciembre de 2006, por Equipos Mori, se registró un leve crecimiento del 5%, teniendo actualmente una aprobación del 50% .

Además, no dejemos de ignorar el hecho de que, según un sondeo del gobierno, el 72% de la población apoyó la realización del evento.


Mensaje subliminal.

No seamos ingenuos. Es más, ignoremos al 72% que apoyó el acto y quedémosnos con el 50% de aprobación. Es muy probable que ese 50% comprenda a la mitad del país que hoy cuenta con menos recursos que la otra. ¿Quién mira televisión abierta hoy en día? Los que miran Gran Hermano, Intrusos, el noticiero o, más bien, quienes no pueden pagar una suscripción a un sistema por cable. ¿Quién le va a dar pelota a Larrañaga cuando aparezca en TV respondiéndole al súper mandatario? Los mismos que en ese momento van a estar mirando Scrubs en el canal Sony. Los demás apagan la tele. Entonces, citando al célebre Barret Puig, "escribir y que no te lean, hablar y que no te escuchen, eso no es comunicación; es masturbación mental".

Ah, eso sí. Llegan a ser las 23:30 y sigue La Lagaña blablableando justo la noche en la cual Nadia por fin se va de Gran Hermano y juro votar a cualquiera menos la oposición en las elecciones que vienen. No me importa que Vamos Con Pedro ahora encabece un nuevo sector político colorado para las próximas elecciones (¿y pensaron que el debate fue por que si nomás?), si me atrasan Gran Hermano, me compró un buen par de alpargatas y voto al Pepe. ¿Ok?
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