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A pedido

lunes, junio 08, 2009

Se fue Daisy Tourné. Hizo reír a un puñado de pequeños socialistas y después se fue. Así, se arrepintió y se fue. Pero antes de que los fans de Daisy me pidan este post para publicar en su facebook y que El País lo levante para demostrar que sólo 10 personas comentaron y entonces Daisy es un fracaso, voy a explicar una cosa.

Yo a Daisy le tenía fe. Sí, le tenía fe. Yo la veía a Daisy, a una
mujer grande, lesbiana, media fea si la mirás con un ojo cerrado, que se divertía en Fun Fun, que tenía sitio web y hablaba en un idioma Mujiquense de menor calibre, como una brisa de aire fresco en la política. Como alguien que tenía el potencial de quizás, tal vez, capaz, en una de esas, cambiar algo.

Esto fue en el 2007. Desde entonces, muchas cosas han pasado, demasiadas como para seguirle teniendo fe. Por más que viva dentro de un tupper, por más que la vida misma me encuentre desconectada de toda noticia o evento que supuestamente me tiene que interesar porque un equipo de producción de un noticiero o diario me lo dice, yo sé que no le fue bien. Que hizo las cosas mal. Que muchas otras personas, como yo, se desilusionaron.

Dicen que Daisy renunció porque se fue de boca en un encuentro con los jóvenes del Partido Socialista. Dicen que ofendió a medio pueblo – a su partido m
ismo y a la oposición – por decir cosas que no tendría que haber dicho. Que el propio gobierno le pidió la renuncia.

Si repasamos sólo por un segundo las cosas que Daisy dijo en ese encuentro, no encuentro una sola donde haya sido tan ofensiva. Dijo burro. Ohnoes. Dijo concucha, parafraseando a alguien se su mismo partido. Oh Margot. Dijo cagando. Dios mío. Y dijo hijo de puta. ¡Ay no!


Déjenme de romper las pelotas. ¿Qué dijo Daisy? Daisy dijo que la oposición la ve cómo una 'desequilibrada', 'lesbiana', que tiene 18 amantes y que vive en Facebook y en pedo en Fun Fun. ¿Esto es mentira?


No. De la misma forma en que la izquierda ve a la derecha como un puñado de trogloditas neandertales con camisa a cuadros y chaleco Legacy que hacen fruto de su fallutería sonriéndole a las cámaras mientras les pegan a sus mujeres, echan a sus hijos homosexuales de la casa y dictan su vida según los demás y demenos de Galería, la derecha ve a la izquierda como planchas mugrientos con olor a mandarina que pasan de orgía en orgía mientras compran remeras de Liber Seregni al por mayor y justifican su pereza con los obstáculos sociales, su falta de hábito de trabajo y su afición por el porro.

El 'Che' según la izquierda y el 'Che' según la derecha.

Daisy dijo que el parlamento da vergüenza, que da vergüenza ver a una legisladora diciendo 'vení, vení, vení' (en alusión a la diputada Sandra Etcheverry) y da vergüenza también oír a otra legisladora del Frente gritando ‘conchuda’ a los cuatro vientos. ¿Esto es mentira?

No. Da vergüenza, sí. De hecho, hace un par de días, hablábamos de esto en una reunión con amigos donde nos terminamos peleando todos por temas políticos. El tema del parlamento salió a luz y justo se dio que tres de nosotros habíamos estado en un par de sesiones de la cámara de Senadores para ver qué carajo hacían mientras el pueblo esperaba por una ley. Fue deprimente, deplorable, vergonzoso e increíblemente aburrido. Nadie l
e daba pelota a nadie. Es más, cuando se pelean eso quiere decir que al menos ALGUIEN estaba escuchando. Y el que nadie haga nada y el que el país no tome esto como un problema nos hace a todos, a todos nosotros que les pagamos el sueldo, una manga de conchudos.

Daisy dijo que los carteles de 'Tolerancia Cero' de la campaña de Hierro eran un slogan. Que cuando alguien le preguntó a Hierro qué quería decir, él mismo lo admitió: era un slogan. Y que, por esta razón, Hierro era un burro. ¿Esto es mentira?


Sí y no. Hierro es burro en afirmar que sólo se trataba de un slogan y no ofrecer medidas o estrategias o lo que sea de seguridad potenciales en caso de su victoria a cambio del slogan y sólo mencionar el problema sin dar soluciones. Pero no est
oy segura si 'burro' equivale a 'demostrar que uno es un político de medio pelo'.

Daisy, supuestamente, ofendió a un pueblo. Según Lacalle, 'dio vergüenza'. Según Mujica, habló ‘de más’. Según Hierro, la ministra está 'fuera de control, dice palabrotas, comete groserías y ataca a los líderes de la oposición'. Según Mieres, sus declaraciones demuestran 'que está totalmente fuera de capacidad para el ejercicio de un cargo tan importante.'


Según Larrañaga, ofendió 'a todos los uruguayos' (aunque viniendo de un candidato que logró 'ofenderse' con los resultados de una encuesta que no lo suponía ganador en las internas, esto no me sorprende). Y Larrañaga también dijo, luego de una s
arta de boludeces que ocupan más de dos párrafos, que los propios dichos de la ministra 'eximen de mayores comentarios.' Yo digo lo mismo, entonces.

Y según Nin Novoa, el mismo presidente fue el que le pidió a la ministra su renuncia, alegando que este incidente fue la razón de la misma.




Daisy dijo, y citando textualmente, que "El sueño dorado del uruguayo no es tener la casa propia, es tener el policía propio. El mismo que reclama más policías dice que todos los policías son corruptos, hijos de puta y ladrones, el mismo, pero quiere su policía. Tenemos una esquizofrenia con este tema". ¿Esto es mentira?


No. Pero tampoco es nuestra culpa. Es culpa de Daisy. No hay que ser muy vivo para darse cuenta que la inseguridad sigue vivita, coleando y en aumento. Lo que en algún momento se dudó si efectivamente era sensación térmica o no, ya no debería ser cuestionado. De hecho, los datos lo confirman. Datos que fueron recolectados muchísimo tiempo atrás y que el gobierno recién dio a conocer.

Y esta es la razón por la cual Daisy tendría que haber renunciado. No una sarta de boludeces seguidas de declaraciones pedorras de todos los candidatos y afines.


El hecho es que Daisy dijo muchísimas cosas mientras un grupete de jóvenes socialistas y todo el mundo presente se reía a carcajadas, cosas donde no le pifió tanto, y luego se fue. No importa si se fue por motus propia o porque Tabaré se lo pidió. Lo que importa es que se fue por hablar de más, por expresar su frustración y por decir cosas que no sé si son tan erradas. Lo que importa es que se tendría que haber ido porque no pudo con su trabajo.


Yo la única moraleja que encuentro es la siguiente: siempre es más fácil encontrar un chivo expiatorio que admitir – a uno mismo y a un país entero – que se las cosas se hicieron muy, muy mal.


[Uds. querían un post sobre Daisy. Bueno, ahí está. No creo que sea lo que esperaban pero es lo que es. Y, como agregado, digo: a ver si la opinión pública se deja de debatir sobre pelotudeces y se pone a pensar en cómo solucionar el problema de la inseguridad, en cómo bajar la tasa del desempleo que subió, en cómo bajar el costo de vida y en cómo milagrosamente crear a un candidato que valga la pena en tan sólo 20 días.]

Primero siempre

viernes, septiembre 05, 2008


Me parece que alguien no entendió el chiste...

Por las dudas y para aquellos que no tienen el placer, honor y demás de pertenecer a dicho grupete en facebook (que va todo con minúsculas, by the way), la descripción de dicho grupo es la siguiente:

Alguien creó el grupo 'Que se vaya Daisy'. Es inminente que hagamos algo. Que hagamos algo tan pedorro como hacer otro grupo, pero al revés. Vamos con Daisy, gente.

Encima, se da un link al post original de Vamos con Daisy para facilitar la clara comprensión del chiste. Convengamos que igual no importa: los 14 miembros son amigos míos que, en su afán de hacerme sentir querida y maravishosa, se unieron a un grupo pedorro. Creo que por lo menos el 90% de ellos no saben quién es Daisy Tourné. El 10% restante apoya a Daisy por ser lesbiana e ir a Fun-Fun.

Igual este no es el punto. El punto es que esto me dió una idea increible. ¿Que sucedería sí, de la nada, armáramos grupos en facebook y por la web para defender lo indefendible? ¿Qué pasaría si armáramos grupos en joda que aparentarían ser serios?

¿Se imaginan todas las pavadas que se terminarían publicando cuando no hay qué publicar?

Evidentemente, cuando no hay qué publicar (o no hay ganas de buscar qué publicar), los periodistas entran a sus cuentas de facebook, chusmean las fotos de sus ex y personas-que-no-les-caen-bien-pero-me-hago-la-amiga-en-facebook y después navegan a través de los grupos buscando algo cuasi-noticioso.

Cuando lo encuentran, ni se molestan en leer la descripción del grupo o, incluso, verificar de que se esté hablando en serio. ¡Claro que no! Ellos ahí abren el Word y se ponen a analizar la realidad uruguaya... ¡basándose en un grupo de facebook!

Esto es el fin de las encuestas de opinión pública, del sordo-mudo, de los periodistas de opinión política y - chan - hasta quizás de Búsqueda en sí (mucha gente va a estar contenta de ya no tener que pagar 100 pesos por la Galería y hojitas para prender la estufa de leña). Para las siguientes elecciones, las estadísitcas se van a basar en cuántos amigos tiene cada candidato en facebook:

"Danilo Astori sube fotos de su nuevo chalet en Punta del Este y el índice de solicitudes de amistad de Lacalle sube un 10%."

"Mujica pierde votos por no saber armarse una cuenta en facebook."

"Mujica pierde votos por resultar evidentes sus faltas de ortografía."

"Mujica gana el voto de los jubilados masculinos por subir fotos sexies de Lucía a su cuenta de facebook."

Por lo tanto, propongo que unamos nuestras fuerzas y le pongamos fin a la pereza periodística y a su obsesión por publicar noticias que traten sobre facebook. Los invito a darme ideas para crear grupos pedorros, ridículos y denigrantes, pero que puedan parecer serios. Yo me encargo de hacerlos.

Y, más tarde, los invito a divertirse viendo qué es publicado como noticia y qué es correctamente ignorado. Quizás no se termine publicando nada. Pero tengo la leve sospecha que el primero en caer como un idiota va a ser, bueno, el que sale primero siempre. Qué lindo estar a la vanguardia de las pelotudeces que inventa la gente nerda del país.

Y ya que estoy, les digo que estén atentos a la emisión de canal 4 desde las 14:00 a las 14:30 del domingo. Busquen a Catatonias que ahí va a estar. El primero que lo encuentre se gana un premio.

En otras noticias, mis sueños se están comenzando a reflejar en la realidad. Be very afraid.

[Gracias a Juanillo que, a pesar de no frecuentar facebook, vió un Vamos con Daisy en el Qué Pasa y pensó: "esto sólo puede haber sido creado por Tefa."]

Matices de gris

jueves, septiembre 27, 2007

Estoy muerta de sueño, cansada, y debería irme a dormir en cuanto antes, pero recién terminé de ver pantallazos de la entrevista que Nacho Álvarez le hizo a Mujica en Pan y Circo. El Pepe. Dios sabrá cuántas veces lo he mencionado a lo largo de mis ya reconocidamente interminables posts. Me dan ganas de escribir un cuento en el cual Mujica y Daisy se encuentran en una chacra, cabalgando sobre mulas blancas como la cocaína. Llevan banderas del Frente, alzadas en alto, revoleando contra la brisa primaveral causada por los aviones aterrizando en el aeropuerto a meros metros de distancia.


Se ven. Se encuentran. Frenan a sus caballos (¿los caballos se frenan o estoy demostrando mi completa ignorancia deliberada hacia todo lo que signifique campo, vacas, caballos y bosta?). El Pepe la saluda a Daisy cordialmente, alzando su boina marrón unos centímetros sobre su cabeza para luego nuevamente reposarla sobre aquellos cabellos grises que resplandecen bajo unos pícaros rayos UV que se escabulleron a través del agujero en la capa de ozono. Daisy suelta risitas al viento y atina a cebarle un mate al Pepe. Por los nervios, se le cae la bombilla a los yuyos. Más risitas. En un gesto caballeresco, el Pepe se baja de su corcel y prosigue a recoger dicha bombilla del suelo.

Basta de divagues. El Pepe está casado y Daisy es lesbiana. Pero qué lindo sería; sería como una oda a todo aquello vagamente político que atina a comprender este blog. Sólo encuentro una gran diferencia entre ambos personajes. Lo de Daisy es puramente platónico y para reírme un rato, a pesar de mi admiración por su preocupación en cuanto a lo tecnológico. Lo de Mujica – y esto probablemente caiga bastante mal en mi restringido grupo de pares e impares – es distinto.

Mujica me da una ternura. Pero no es un sentimiento de lástima, lejos de eso. Sinceramente, me resulta alguien fascinante. Sí, probablemente sea lo más contrario al estereotipo del político que a muchos le gustaría ver al poder de un ministerio, y probablemente no sea la persona que mejor controle sus impulsos. Sin embargo, escucharlo hablar sobre cómo cambiaron sus visiones y los medios hacia sus fines, oír a alguien que siempre fue pintado como tremendo extremista decir "porque no todo es negro. Ni todo es blanco," cuando habla sobre tener amigos soldados que se hizo durante la dictadura, me da confianza. Llámenme loca, pero creo que Mujica es un tipo bastante coherente e inteligente. O al lado de Nacho Álvarez, cualquiera parece Einstein.

Aunque pensándolo bien...

En una se puso a hablar de que a los niños uruguayos le faltan abuelos y de que, muchas veces, él terminaba siendo como la figura del abuelo postizo de muchos niños uruguayos. Más allá de que no estoy muy de acuerdo con él (vamos, si hay algo en Uruguay son viejos), quiero que Mujica sea mi abuelo postizo. Eso sí, si algún día lo voy a visitar, todo bien con la chacra, pero yo me mando al ministerio.

Tema aparte I: uno de los 'auspiciantes' (esos que aparecen al final del programa, cuando los 'panelistas' divagan frente a las cámaras en el ya clásico momento televisivo light de clausura) de Pan y Circo, es un centro de estética masculina llamado CuteCut. Me cuesta muchísimo comprender qué pensó el dueño de este establ
ecimiento metrosexual cuando decidió ponerle nombre a su negocio. Creo que si hiciéramos una mini encuesta a una muestra de típicos hombres uruguayos que siquiera utilizan los servicios de estos establecimientos de 'belleza masculina' y les preguntáramos cómo le gustaría que su peluquero le cortara el pelo, ninguno buscaría algo 'cute'. ¿Se lo imaginan?

'Buenas tardes, Cacho, ¿cómo lo querés hoy?'
'Ay, haceme un corte bien lindo'.

No. Es más, muchas veces he visto a dicho establecimiento a través de la ventanilla del bondi a la vuelta del laburo, y siempre me llamó la atención. En primer lugar, porque no es el típico 'Sonia/Raúl/Yésica/Lilián Peinados'. En segundo lugar, porque me resultó interesante que tiene algún concepto de imagen e identidad corporativa; tienen un logo que demuestra que fue pensado y si mirás para adentro, lo que ves refleja lo que sea que ese logo quiere connotar. Pero nunca – nunca – pensé que sería un centro de estética masculina.

Tema aparte II: Pan y Circo cerró con el tema 'Hey Now Now' del grupo The Cloud Room. El tema es conocido por ser 'la canción del aviso de Pepsi', aquel donde la pantalla se divide en seis y se muestra, en cada cuadro, a un flaco caminando a destinos diferentes. Los primeros cinco son fabulosos, mientras que en el último, no pasa nada interesante y se cae sobre un basurero. Lo que me llamó la atención fue que en seguida asocié el tema con Pepsi. Odio Pepsi. Soy fan a muerte de la Coca Light (qué sorpresa, ¿no?). Pepsi me parece el beveraje más repugnante que Dios ha puesto sobre la Tierra. Pero tengo que reconocer que quien haya elegido el tema para el aviso se la jugó mal, y le embocó mejor aún. Congratulaciones varias, persona X. En segundos incrementaste el market share de Pepsi a que incorpore a todo fan de la música indie (que sí es un género, carajo).

Tema aparte III: Están pasando el aviso de 'Mundo Cruel'. Me pasa algo raro con Petinatti. Si está puesto en la radio, me río un poquito, esbozo una carcajada (que sí se puede hacer), me entretengo. Si lo veo en la televisión, me encuentro con ansias de introducirme dentro del aparato Phillips que protagoniza el estar de casa, hacerme dibujito animado con terribles tetas y cintura miniatura (una onda Jordi Labanda) y posar mis manos alrededor de su gordo cuello para luego comenzar a lentamente ahorcarlo mientras le pateo la entrepierna con mi delicado pie ilustrado que lleva puesto un stiletto azul eléctrico. Menos mal que lo pasan a la misma hora que Project Runway. Menos mal.

En fin, a mis amigos bloggers: ahora vayan y escriban un post en serio sobre la entrevista. Creo que he comprobado, una vez más, que yo no puedo.

Posible amenaza de muerte felina

viernes, agosto 10, 2007

Porque soy re actual y re informada y me re interesa el re rumbo de mi re profesión, estoy subscripta a un montón de newsletters que giran en torno al mundo del marketing y los medios y que llegan día a día a mi casilla de correo laboral. (Y ya pido perdón por el post más escrito a los rajes de mi vida.)

Este spam, como muchos de mis compañeros lo califican, es usualmente semi-leí
do por mi hermosa persona entre periodos de concentración (cada veinte-treinta minutos) o, si estoy muy a millón, es eliminado sin mayores sentimientos de culpa y/o percances afines.

El Word of Mouth M
arketing Association (WOMMA para los amigos) es, bueno, una organización que gira en torno al marketing viral. Como se deben imaginar, hoy me llegó su newsletter semanal y en fin... a meros días de declararme no-periodista, me encuentro escribiendo sobre periodismo. Qué loco, ¿no?

Resulta que el pasado miércoles 1° de agosto, un panel del congreso americano votó a favor de que los periodistas de dicho país puedan mantener a sus fuentes confidenciales. Básicamente, si el día de mañana una persona se acerca a un periodista para decirle que Bush se la come doblaba y pide por favor que no se divulgue su nombre ni diga de dónde sacó la información (y, efectivamente, resulta verídico que Bush se la come doblada y con salsa cuatro quesos), el periodista finalmente podrá hacer eso y así proteger a su fuente.

Las ventajas a esto son muchísimas: en primer lugar, la fuente de la información no va a sufrir represalias por haber compartido tal información con alguien que, seguramente, la publicará para informar a la población sobre las andanzas de su mandatario. Por otro lado, que una fuente pueda ser realmente secreta incitará a que personas que sepan este tipo de información no tengan tanta miedo en compartirla con quienes la pueden comunicar. Si mañana Rosa, la empleada de la Srta. Arroz, filma a su patrona recibiendo terrible coima, podrá llevársela a un periodista sin tener miedo a perder su trabajo.
Rosa, una belleza real según Dove

Más aún, y demostrando mi lado ultra idealista, si quienes se están portando mal se dan cuenta que cualquiera los puede vender y que nunca se van a enterar quien los delató a los medios, esto puede llegar a ser un incentivo a portarse bien solo basado en su poder panóptico. No lo digo solo porque posiblemente les de muchísima pereza tener que esconderse aún más, sino porque tal vez, en una de esas, si cruzamos los dedos, tiramos una moneda a una fuente, no nos mandamos al estar una vez que mamá y papa se durmieron para comer las galletitas que le dejamos a Papá Noél y le dejamos pastito a los camellos de los Reyes Magos, van a pensar que por ahí no vale la pena.

Esto es buenísimo. Pero, lo interesante, es que no solo le otorgaron este derecho a los periodistas, sino que también a los bloggers profesionales. O sea, si en el día de mañana el blogger O’Br
ien publica en su blog que Dick Cheney mató a un homosexual a puñaladas luego de vestirlo con un turbante rosado y pedirle a gritos que le recite el Corán, y esto resulta ser cierto, ningún juez podrá dictaminar que O’Brien deberá divulgar quien fue su fuente.

Claro que uno debe ser un blogger profesional para poder disfrutar de este nuevo derecho; quien escribe debe constatar que parte de sus ingresos (o la totalidad de los mismos) deriva de su blog. Sin embargo, la brecha entre periodistas y bloggers se sigue achicando y cada día son más los bloggers que viven de su profesión como tal.

Qué lindo el primer mundo. Pensar que hoy en día, en Uruguay, un periodista puede ir preso por hablar mal de un político – pensar que cualquier juicio hecho a un periodista sobre información publicada en un medio puede ser penal. Juicio penal por decir cosas que tal vez a algunas personas no le gusten. Si el día de mañana me entero que Mujica habla perfecto español pero se come las eses por gusto y marketing, y que la foto a la izquierda es una ilustración exacta de su güinnerés, no voy a poder decirlo. Puede ser la verdad más grande del mundo, pero si Mujica se siente injuriado por la noticia, yo mañana puedo ir en cana. Qué linda la libertad de expresión.

Pensar que el otro día me enteré* que Daisy se mudó a un hotel para vivir más cerca del laburo, y que esa habitación diaria de hotel la pagamos nosotros quienes pagamos impuestos. Pensar que no puedo decir nada.

Ahora, tengo una duda. Supongamos que les cuento lo de Daisy. Supongamos que Daisy se entera el fin de semana durante su habitual sesión de auto-googleo, en el cibercafé que se compró porque el business center del hotel le quedaba muy lejos. Supongamos que le da color y le importa lo que diez lectores locos pueden llegar a pensar sobre ella; es más, supongamos que está extremadamente aburrida y me inicia un juicio penal. ¿Bajo que jurisdicción caigo yo? ¿Bajo la de blogger – cuyo servidor se encuentra convenientemente ubicado en EEUU – o bajo la Uruguaya, donde habita mi notebook plancha con el cual escribí esto?

Che, ¿algún abogado por ahí? Porque sépanlo, si la respuesta es la primera, ya desato al gato de mi hermana de la pata de la mesa, le saco un par de fotos, las subo, agrego un botoncito de PayPal en el blog y amenazo con matarlo si no me envían copiosas cantidades de dinero**.

* Supongamos que mi fuente no es mi madre.
** Copiosas en términos uruguayos, claro. Con un par de donaciones yankees ya estoy.

Nuestra patita fea

martes, marzo 20, 2007

En julio del año pasado tuve que entrevistar a un político. En julio del año pasado yo me encontraba a kilómetros de distancia en un pequeño país llamado Reino Unido, cuna de la gran Elizabeta II y un gran símbolo fálico como lo es el Big Ben (que, by the way, no es tan grande).


Como no había
ido a la última clase de TV – así como al 40% de las clases pero igual pasé con la mejor nota del grupo (aprendan, bitches) – me enteré mientras estaba de viaje. Por eso todo fue cuestión de una rápida llamadita collect a mi vieja para que hablara con una amiga de ella, que era amiga del dueño del perro del portero del vecino de la doctora del abuelo del tío de la sobrina-nieta de un político cuyo nombre ni me acuerdo.

Acto seguido, me bajé del avión e hice la entrevista más aburrida y pesada de mi vida, a un hombre con la voz m
ás monótona de todo el Palacio Legislativo, que gustaba de taparse la boca mientras vociferaba adjetivos condescendientes sobre la población media.

Sin embargo, dos cosas buenas surgieron de aquella entrevista. Primero, me sentí la súper periodista, con carné y todo, deambulando por el masivo Palacio (y por primera vez en mi vida ¡no me perdí!); la segunda, durante la investigación previa que siempre supone una entrevista, me enteré finalmente quién era exactamente Daisy Tourné.

El pasado 1° de marzo, Tabaré Ramón anunció el relevo del Ministro del Interior José Díaz, y que éste sería reemplazado por la diputada Tourné (tal como lo establece la curiosa entrada sobre Daisy en Wikipedia). Ésta se convirtió en la primera ministra mujer en la historia del Uruguay, además de que apuesto a que es la primera diputada y ministra del Uruguay en compartir nombre con la novia del pato Donald.

Les juro que busqué y busqué pero no encontré una foto
donde pudiera ver si usan los mismos zapatos.


Recuerdo que en julio del año pasado, la ministra Tourné me había llamado la atención por estar a favor del aborto. También me llamó la atención porque se llama Daisy. Vamos, gente, Daisy. Es tan cool como decirle Elizabeta a Isabel II. Siempre que la veía en la tele pensaba "qué grande, la Daisy". Comencé a darme cuenta que lo mío ya rozaba el fanatismo, pero no entendía el por qué (aunque mucho puede tener que ver con que daisy, o 'margarita' en inglés, es mi flor favorita).

Hace unas semanas decidí, entonces, que este post sería en honor a esta valiente mujer, que con semejante nombre ha llegado a ser ministra y que ha logrado plasmarse en mi memoria aún cuando diputada, mientras que un senador monótono, que creo también fue médico alguna vez, no lo pudo hacer.


Siguiendo con esta idea, y para justificar un poco el hecho de estar al borde de fundar su club de fans, decidí comenzar por el mismo lugar en que comienzan todas mis investigaciones, todos mis deberes, el mejor periodismo y al mejor estilo 20/20: Google. Y allí, flamante y en el primer puesto de los rankings orgánicos, lo encontré. Fue algo impulsivo, ni siquiera lo abrí en una ventana o tab nuevo, ni leí lo que venía después, simplemente llevé el puntero del mouse hasta allí e hice EL click.

Así me encontré con el sitio web de la Ministra del Interior, Daisy Tourné. Y me encantó. Allí me enteré de que todos los viernes a las 17 horas, la Ministra está en VTV; encontré un foro donde Daisy le pregunta a todos los internautas que se encuentran allí 'qué necesitarían para sentirse seguros/as, sugerencias', que fue
hija única del matrimonio entre María Obdulia Valdez y Pedro César Tourné. Que estudió Educación Primaria, que no es muy fotogénica y solamente con unos meros clicks, me enteré de todas sus posiciones, proyectos de ley y participaciones.

Idolaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.

No me dio el tiempo de leerme todo, algún día lo leeré y ahí decidiré si hago el club de fans o no. Pero me acordé de algo que, por alguna razón, vengo repitiendo en estos últimos días: que nunca sé bien qué es lo que quieren cambiar los políticos uruguayos y que nunca encontré a uno que hable sobre la tecnología como un ámbito para cambiar y no como un "yay somos Uruguay y exportemos software a full".

Siempre dije que los políticos no se preocupan de que los ciudadanos conozcamos sus propuestas y que, una vez llegadas las elecciones, uno tiene que buscar y buscar para encontrar propuestas sólidas y no promesas hechas en jingles televisivos. Sólo se interesan por hacernos llegar el color de su partido, su slogan, su número de lista, su personaje histórico a emular, etc.

Les importa que vos tengas el pegotín, la banderita, la remera, la bolsita de plástico con una lista interminable de personas a las cuales nunca escuchaste ni nombrar. Esperan que nosotros, en casa, miremos la tele y tal vez nos enteremos de quién es quién, que leamos el diario y crucemos los dedos de que justo ese día sale una entrevista que valga la pena a un candidato, que se abran los cielos y Dios todopoderoso logre que haya un debate entre candidatos.


Se ve que no es tan así. Congratulaciones varias, Daisy. Me tapaste la boca.

Fe de erratas: como bien lo especificó un ávido lector, Daisy no es la primera ministra mujer del Uruguay, sino que es la primera Ministra del Interior mujer del Uruguay. Whatever. VAMOS CON DAISY.
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