Hace un tiempo ya que escribí el siguiente post. Bah, en realidad, empecé a escribirlo hace tiempo y después le fui agregando y quitando cosas. Cuando lo terminé, decidí no subirlo, no porque no me interese saber qué se piensa al respecto, sino porque me parece que está muy abierto a la malinterpretación. Además, no es divertido. Pero me cago en todos y acá va de todas maneras.---------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Será por mi inocencia extrema, pero hay temas que simplemente no entiendo.
No puedo creer que tenga que existir una selección de fútbol gay. No me entra en la cabeza que haya gente que siga pidiendo que los científicos los convenzan de que existe 'esto del calentamiento global'. No comprendo qué daño puede hacer un flaco fumado, especialmente si lo comparamos con uno tomado. Y, aunque lo intente, no le encuentro explicación a que aún haya gente en contra de la despenalización del aborto.
Sí, seguro, entiendo que haya gente que se oponga al aborto en sí, por sus creencias religiosas o valores morales. Después de todo, no es un tema de ser pro-choice o pro-life (términos que realmente odio, ya que para mí yo soy pro-life por tener derecho a hacer de mi vida lo que se me cante), es un tema de cuándo personalmente creemos que un cigoto, un embrión o un feto es un humano.
Existen miles de opiniones sobre el tema, y con todo el mambo de la ley de Salud Sexual y Reproductiva, seguramente las conozcamos todos. Lo que no entiendo es por qué quienes toman opiniones más conservadoras al respecto sienten esa necesidad de imponer sus creencias al resto de la población. ¿Nunca abortarías? Bárbaro, es una opinión respetable; pero no le quites el derecho a tener sus propias creencias a quien no piensa igual que vos. Pero claro, ¿por qué alguien va a considerar las opiniones o creencias de otros cuando el presidente ya dijo que ni loco lo hacía? Así de simple. Así de ridículo. ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------
En el 2005, el economista Steven Levitt y el periodista Stephen Dubner editaron un libro fabuloso que recomiendo a toda costa: Freakonomics.
En él, planteaban una decena de hipótesis económicas basadas en estadísticas, donde encontraban curiosidades de diverso tipo (por ejemplo, que un profesor tiene más probabilidades de hacer trampa por sus alumnos que los alumnos mismos). Probablemente la más controversial era aquella referida al aborto, aplicada a EEUU.
Cuenta el libro que la delincuencia en los EEUU decayó dramáticamente en los últimos 15 años. Los medios – y la opinión pública en general – adjudicaron este logro a las campañas gubernamentales anti-delincuencia y a una mayor presencia policial en las ciudades. Sin embargo, los autores encontraron que no fue así; por ejemplo, durante este período, hubo menos policías en las calles que en otros tiempos.
Según los autores – y aquí se desata la controversia – los americanos le deben las gracias a la legalización del aborto en 1973. Pronto y claro, los delincuentes no nacían. Sus potenciales madres, por motivos que van desde la pobreza a la falta de madurez, sabían que no iban a poder darle a sus potenciales hijos una vida con oportunidades y, por ende, abortaban.
En EEUU este 'descubrimiento' fue el que generó la mayor polémica alrededor del libro. Sin embargo, el debate no se centraba entre personas que estaban de acuerdo con lo propuesto y quienes lo rechazaban rotundamente: la derecha los acusó de pro-choice, la izquierda de racistas (porque estadísticamente quienes abortan en aquel país son adolescentes, solteras y de raza negra) y las feministas de considerar que las madres solteras fomentan el crimen.
Así que imagínense lo que causaría en Uruguay. Es una cagada, pero, ¿soy la única que juega mentalmente con esta idea? ¿Es tan malo decir que una medida como la despenalización del aborto va más allá de ideas religiosas y éticas y que, realmente, podría ser beneficiosa para el país? ¿Pueden tener razón las mujeres que dicen, 'mirá che, todo bien, pero yo no puedo traer al mundo un nene porque no lo puedo mantener'? ¿Es odioso no tener en cuenta al lado sentimental del debate? Y, por último, ¿qué pasa si, efectivamente, resulta ser una medida en contra de los índices de pobreza y delincuencia? ¿Qué dice eso de nosotros, como sociedad global occidental, si siquiera dice algo? ¿Dice algo nuevo?
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El otro día, mientras el Senado votaba al respecto, le comenté a alguien lo desafortunado que me parecía que la despenalización no fuese a salir. En seguida comenzaron a emitir sus dudas sobre cuánto tiempo debe transcurrir entre la concepción hasta poder hablar sobre una vida humana. Es así: a las personas les encanta emitir juicios de opinión y el tema del aborto es terreno rico para esto (me incluyo). Pero, este tema también tiene la particularidad de la duda. Todos dudamos antes de contestar, dudamos mientras contestamos y terminamos dudando sobre lo que acabamos de decir, aunque hagamos el mejor intento de aparentar estar seguros en nuestra posición.
Es que, se mire por donde se le mire, no hay respuesta segura o correcta y, por lo tanto, cualquier cosa que podamos decir es una mera opinión o creencia al respecto. Es más, el 15-15 del Senado solamente lo evidencia. Dejemos que cada uno tenga la libertad de elegir lo que se le antoje.
Por mi parte, prometo que si la despenalización del aborto sale, no voy a andar amenazando de muerte a quienes decidan no abortar. Tengan todos los hijitos que quieran.
Iba a poner la imagen de la manito a favor de la despenalización,
pero la que encontré en el sitio del MYSU tenía la peor calidad del planeta.
Así que en su lugar, acá tienen a Tabaré tapándole un ojo al país.