Feliz día, todos.

domingo, marzo 08, 2015

En 2014, la agencia de publicidad Notable me pidió que escribiera una columna sobre el día de la mujer, para su cliente Urufarma. Lo subieron a una web y estuvo re lindo: recibí pila de comentarios positivos y esas cosas que te inflan el ego por un rato. Un año después me preguntaron si podían adaptarlo a un video para 2015. Les dije que sí y que no importaba lo que pagaran: lo importante era que el mensaje se expandiera y propagara. Semanas después me mandaron el video pronto y lo compartí as is, pensando que lo habían adaptado bastante bien aunque mi primer comentario fue "Ja, ta heavy". Por mi laburo en Pseudo sé que los videos suelen ser más cortos y que se pierden pila de cosas en las adaptaciones y traducciones. Capaz era porque conocía el material de origen. Quizás fue porque posta me gustó el producto final.

En cuanto salió, hay personas que me acusaron de feminazi. Hay muchos que me acusaron de machista. Aunque en realidad no importa, me gustó que muchas personas siquiera se lo plantearan - me da la pauta que en un año cambiaron muchas cosas, y para mejor. Ahora podemos debatir. Ahora podemos siquiera plantearnos estas cosas. Eso es bueno, salga yo ganando o perdiendo o neutral. Sospecho que será la última.

Al momento de escribir esto van ya 14 mujeres muertas en dos meses y chirolas en Uruguay durante 2015, por culpa de la violencia machista. Hay mujeres en otros lados del mundo que no disfrutan de los derechos que acá ya conseguimos - y todavía queda mucho camino por recorrer. No me gusta tener que explicar el humor pero esto no es un manifiesto exclamando que la lucha ya finalizó. No es una columna buscando la aprobación de los hombres. No es un texto que negativiza (¿existe esa palabra?) lo femenino - al contrario, mi intención fue darle un giro a lo femenino como positivo, en vez de negativo como se suele tipificar. Y si no puse más ejemplos que ustedes consideren "importantes" - entonces preguntémonos cuáles me faltaron y, si no me faltaron, por qué.

Este es el texto que yo defiendo al 100%. Sé que se vivo en Uruguay y soy mujer, y que no debería alardear de ninguno de mis logros. Pero este texto, en su momento, me llenó de orgullo. Me infló el pechito y, al releerlo (recién ahora - me la jugué cuando lo defendía antes), sigo completamente de acuerdo con lo que dice. Quienes escriben saben que a veces tiran fruta, a veces se la juegan. Pero otras veces releen algo y saben que lo que hicieron está demás. Esta es una de estas veces.

En fin, les dejo el texto original, sin editar, y el video al final. Ahora sí, y con más razón: cuando defienda algo, va a ser esto.

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En este día tan especial quiero felicitar a los hombres. Su lucha ha dado sus frutos y por fin pueden hacer las mismas cosas que las mujeres. Quizá esté generalizando y estereotipando, pero ahora pueden llorar, pueden hacer yoga, pueden vestirse bien y pueden tomar bebidas light. Pueden mirar telenovelas, lagrimear en las películas y hacer cucharita sin sentir que están traicionando a un género entero. Pueden atarle el pelo a sus hijas, limpiarle la cara a sus hijos, jugar al hockey y usar pollera.

Ahora pueden salir con divorciadas, enamorarse de madres solteras, debatir con intelectualoides de babucha y tener hijos con minas casadas a su laburo. Pueden estar con una mujer que no quiera hijos.

Pueden terminar dedicando su vida a otro hombre. Pueden decidir que, a lo mejor, nacieron para ser mujeres. Pueden vestirse de mujeres de vez en cuando sin dejar de ser hombres. Pueden engrasarse las manos arreglando el auto y coserse sus propios botones en las camisas. Pueden usar ropa rosada y que a nadie le importe.

Pueden elegir de quién se enamoran y no verse forzados a casarse con una chica de “familia bien” que tenga tiempo de criar a sus hijos. Pueden verse completamente obsesionados con una hippie empedernida y decidir -mutuamente- que ella deje su trabajo para cuidar de los niños. Pueden cometer locuras sin que se los juzgue de no haber sentado cabeza. Pueden sentar cabeza sin que se los acuse de cometer locuras. Pueden estar con mujeres que ganan más que ustedes sin sentirse menos o unos vividores bárbaros. Pueden elegir ser de Venus en vez de Marte. Pueden escuchar Shakira.

Pueden salir y tomar Daiquiris o tragos con paragüitas. Pueden quedarse en casa mirando Netflix y comer helado cuando se deprimen. Pueden sentirse avergonzados si se les escapa un pedo en público.

Pueden jugar al fútbol para ponerse en forma y eliminar el estrés. Pueden ir a una clase de aeróbics. Pueden cuidar su figura y cambiar al choripán de carrito por una ensalada sin que se los acuse de afeminados. Pueden deprimirse si están gordos.

Pueden decidir que no les gusta el deporte. Pueden cocinar, lavar los platos, limpiar el wáter y gustar de los baños de inmersión. Pueden tener gatos de mascota. Pueden ser enfermeros, taxistas, secretarios, obreros, maestros, gerentes y trabajar en marketing. Ahora pueden ahorrarse unos mangos en cada cita, pagando cada uno lo suyo. Pueden decir en voz alta si algo que están haciendo sus amigos no les parece correcto.  Pueden ser vulnerables.

Ahora incluso pueden decir que están demasiado cansados para el sexo sin enfrentar incredulidad. Pueden admitir que, sí, en realidad no piensan en tetas cada siete segundos. Pueden empezar a ser ustedes y dejar de actuar como animales despersonalizados que solo piensan con las gónadas. Pueden dejar de ser un objeto sexual. La sociedad ha evolucionado a tal punto que ahora pueden ser personas, seguir sus sueños, decir lo que sienten, hacer lo que quieran y encontrarse a sí mismos sin ser definidos por un pito.

Felicitaciones, hombres. Se lo merecen. Espero que nuestra lucha por la igualdad les siga sumando derechos y que, en el futuro, vivamos en un mundo donde realmente puedan hacer todo lo mismo que nosotras.  Porque el día de la mujer no es el día de la secretaria ni el día en que nos congregamos bajo el lema “Abajo el patriarcado!” a salir con esos tenedores enormes y antorchas a prenderlos fuego.

Queremos que todos, incluso ustedes, sean libres. Y, poquito a poquito, creo que lo vamos logrando. Hoy, 8 de marzo, recordemos que la lucha por la igualdad de género es la lucha por la libertad de todas las personas que componen a nuestra sociedad. Seamos libres de ser quienes queramos ser y de comer helado mientras miramos Netflix - juntos.

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