Sex and the Tortellini: 10 Cosas Que Odio Sobre Tí

domingo, febrero 25, 2007

Amo trabajar: es muy lindo eso de sustituir el rasque de bolas casero por uno profesional. Sin embargo, no todo es siempre color blanco fosforescente de tubolux. De vez en cuando las cosas se tornan un tanto odiosas y he aquí solamente algunos ejemplitos de esto:


1. E-mails con lo siguiente: "Llego más tarde. Como a las 10".

Ya que estás por qué no llegas 10:30 y te pasás media hora llamándome al celular así no llego más a las 15.

2. Que alguien de mi equipo falte por enfermedad y no sea yo.
Estrés, estrés, estrés, estrés, ¡ESTRÉS! Pucha, no necesitaba esto de aprender a no faltar más.

3. Reuniones de SCRUM con desarrolladores.
"Ayer hice lo mismo que anteayer. Hoy hago lo mismo que ayer. Mañana hago lo mismo que hoy. Pasado mañana también". Bienvenidos al maravilloso mundo del Marketing.

4. "Y... ¿cómo anda eso?".
Si todavía no fui hasta tu escritorio, no te llamé, no te mandé un mail o no te hablé por MSN, es que no terminé. Digo, maneras de comunicártelo, hay.

5. Trabajar un feriado laborable...
O sea... encima de esperar 2 horas para que pase el bondi, comer rápido antes que cierre la panadería, ver que no hay nadie por la calle y que me fajen con el taxi a la vuelta...

6. ...y que el jefe no vaya.
¡¿vos no sufrís?!

7. Las reuniones rezagadas.

En el preciso momento en el que uno emita un "chau", "me fui", o "¡hasta mañana!", alguien más les responderá con un "che, nos reunimos ahora, ¿dale?".

8. "Bo, ¿no era que vos no venías a trabajar hoy?".
Ah, ¿no me digas? Gracias por recordármelo.

9. El abuso del aire acondicionado.
Sólo porque afuera el Diablo decidió ascender a contar abogados en el Centro y trajo al Infierno consigo, (porque estaba aburrido, claro), no significa que la temperatura media dentro de la oficina tiene que ser pingüinesca. Las almas van al Cielo, no a la Antártida.

10. Situaciones acumuladas.
Me aparezco el viernes, que supuestamente me tomé para estudiar, dos horas tarde porque me dormí. Sí, hoy no venía a trabajar. Sí, estoy acá. No, no porque "ya que estoy acá" te puedo ayudar con una cosita. Me tengo que ir a las 2, estoy apurada. Sí, ya sé que son las 2:30. Ya sé que llego tarde. Ta, terminé, me voy, hasta el lunes. ¿Qué qué? ... NO, NO PIENSO REUNIRME AHORA.

¿Obsesionada? Ni tanto

domingo, febrero 18, 2007

Anoche soñé que me encontraba con un profesor dentro de mi antiguo colegio (por alguna razón, siempre que sueño con algo del ambiente académico-estudiantil, la locación es el edificio donde cursé primaria). El profesor en cuestión me informa que para recibirme me falta cursar una materia, 'Programación'. Más tarde, me entero que tal materia es anual. Imagínense mi reacción; a los que no me conocen, digamos que aquí es donde el sueño se convierte en pesadilla.

Mi primera reacción, dentro del sueño, fue de horror. Luego, comencé a formular diferentes soluciones al evidente problema: primero, podría intentar dar la materia libre y en una mesa especial, cosa que en la vida real haría a muchos alumnos de la querida UCUDAL estallar en carcajadas. Luego, pensé que tal vez hablar con alguien de importancia, explicar mi problema, funcionaría. Más carcajadas imaginarias. Como medida desesperada pensé en buscar una reválida a través de mi laburo; mentir un poquito, decir que ya sé programar por donde trabajo y ver qué tal. Pero tenía que hablar con alguien. Lo único que podía hacer era hablar con alguien.

Bajé las escaleras delanteras corriendo, sólo para darme cuenta que era viernes antes de la semana de carnaval y todo estaba oscuro. Una sombra de portero me informó que no había nadie más en el edificio.

"Pero en el liceo, ¿queda alguien?".

"Podés probar, siempre se quedan Soto y Florencia porque hay algo entre ellos".

Ya en mi sueño podía ver el edificio del liceo con una sola ventana iluminada en el segundo piso. Me di vuelta y corrí por el enorme vestíbulo hasta la puerta del fondo, con los championes haciendo esos ruiditos molestos contra el piso que parecía de mármol gris. Recé que la puerta estuviera abierta. La abrí y salí a la noche, con el recreo de los más chiquitos a mi derecha, la sala de actos a mi izquierda y un caminito de cemento frente a mí que rodeaba el recreo, separándolo de una enorme y oscura cancha de rugby. Seguí corriendo y corriendo, mis ojos completamente fijados en la ventana iluminada.

Doblé a la derecha, seguí el caminito, corrí como nunca corrí antes, como si nunca hubiese fumado y como si hubiese estado preparándome para la M4 desde los 3 años. Veía que la luz seguía prendida en el segundo piso, justo donde estarían los laboratorios; corrí y corrí, aunque no sabía por qué, no sabía quienes eran ni Soto ni Florencia ni si me podían ayudar, ni sabía por qué esto era tan grave, pero por alguna razón lo era, y por eso corrí y corrí.

Corrí y corrí a través de lo que supuestamente siempre quedó a pasos, pero en mi sueño eran kilómetros. Corrí y corrí hasta que la luz en la ventana se apagó y me desperté.
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¿Por qué siempre que me acuerdo de algo que soñé me resulta creepy?

En cuanto al concurso que dejé estipulado algo así como dos posts atrás, nadie ganó. Al final, estoy haciendo algo sobre planchas (no el electrodoméstico, sino la paranoia ante el estereotipo del plancha liceal) y ya tengo todo más o menos bajo control excepto una cosa: no encuentro a un docente liceal que quiera hablar del tema. Si alguien sabe de alguien, lujo, las entradas al cine van para él/ella.

También avisenme si alguien sí me sugirió el tema 'planchas'. La verdad es que no me acuerdo.

Sex and the Tortellini: Entre Sniffs y Otras Cosas Más

viernes, febrero 09, 2007

En poco tiempo, el trabajar se convierte en un relojito rutinario con ruiditos de teclado en vez del clásico tic-toc. El mismo horario, el mismo ciclo de tareas (todo llega a un full circle eventually), los mismos compañeros, las mismas salidas, los mismos almuerzos... se estarán imaginando al burócrata sumergido en papeleríos esperando segundo a segundo la hora de la salida, mientras la taza de café a su derecha se rellena diecinueve mil veces al día y sus ojos salomonenses saltan de sus órbitas poco a poco, ya rojos y desgastados por estar encerrado en un cubículo oscuro solamente acompañado por el zumbido del ventilador de la computadora.

Tengo la suerte de decir que, para mí, no es así.

Aunque sea la mejor pichona de diva que flota por la internés, le tengo miedo a todo. Al fracaso, a los perros, al flan, a las grasas, al morir sola, al
ridículo, a la humillación, a mi gato... son de todo tipo de miedos, de distinto índole y calibre. Por suerte, hay muchos que ya los superé; por ejemplo, ya no le tengo más miedo a manejar y varios de ustedes conocerán las velocidades a las cuales me gusta hacerlo (esta columna se la dedico al Schumacher de Crónica).

En fin, trabajar fue uno de aquellos miedos, especialmente condicionado por mi cualidad de croqueta y mi avasallante síndrome de desatención (¿por qué creen que cambio de tema cada dos por tres inclusive en un simple post?), que no tuve más remedio que superar.

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Hace un año y medio (casi) que estoy laburando en el mismo lugar. Es el segundo trabajo posta que tuve en mi vida; el primero fue como periodista para una revista online que ya no existe y era medio freelance, por lo que nunca tuve que 'lidiar' con compañeros de trabajo.

Es que hoy por hoy, ir a trabajar es el perfecto equivalente de pasarme el día con algunos de mis mejores amigos: charlamos, nos cagamos de la risa, comemos juntos, nos tomamos el pelo, jugamos con Wilson (la pelota de fútbol americana, no el programador), con Sheyla, la pelota inflable amarilla y negra que tiene escrito ‘vamos arriba el bolso’ en drypen rojo (no Raquel), nos llamamos por los internos cuando nos mudan de isla y nos extrañamos y festejamos cuando nos mudan más cerca. Y encima... ¡nos pagan! Bueno... 'nos pagan'. Whatever.

Todo esto va a que mi rutina, mi trabajo, mi día a día, es lo más alejado a esa imagen deprimente que se tiene de la persona tipo que trabaja de 9 a 17 (bue, 12 a 19, si me despierto) y a pesar de que sí, la peor luz bajo la que puede verse una mina en un espejo es la de los tubolux, y a pesar de que sí, al final del día es un laburo y las tareas hay que hacerlas – algunas con más ganas que otras – adoro el lugar donde trabajo, aquel escenario de inspiración para todas estas columnitas que escribo intermitentemente.

Ahh.. aquellos tiempos

Y
adoro a la gente con que laburo. Por eso, el hecho de que alguien esté pensando en irse me pesa tanto como me pesa. No sería la primera vez que sucede, pero eso no quiere decir que uno se acostumbra. Como en todos los grupos de amigos, hay etapas en que te dejás de hablar con unos y te llevás más con otros; hay veces en que la vida fuera del cuarto-piso-arriba-de-Planet-Travel te lleva a diez mil kilómetros por hora y te olvidás que mañana tal vez uno no trabaje más. Y como todo, existe ese miedo de que una vez que alguien se va, se dejan de dar (jijiji), hablan menos, se dejan de ver.... y es peor cuando es alguien a quien realmente considerás un amigazo.

Con lo miedosa que soy yo... ¿cómo no se lo imaginaron? Con lo dramática que soy, ¿cómo no se esperaron el post?

Bah, fuck it:

LU... NO TE VAYAS!! =(

Salven a la estudiante de periodismo

miércoles, febrero 07, 2007

Nos reunimos hoy aquí para que me ayuden. Por favor. Se los suplico. Mucho. Es más, el que me ayude y acierte, se gana dos entradas al cine con pop y coca y todo incluído (menos el motel después, si van con la/el novia/o).

Muchos de ustedes ya se encuentran al tanto de la siguiente información, pero la Diva in Training que a veces updatea su blog, a veces no lo hace y muchas veces desilusiona con lo updateado, es una estudiante de periodismo a la cual le faltan dar cuatro examenes para recibirse. Más tesis. Puta tesis.

En fin, además de ser divina y pichón de periodista, quien les escribe tiene planeado irse a estudiar a Inglaterra el año que viene. Para poder cumplir con dicho sueño (y quienes me conocen realmente saben que estoy contando con esto desde que soy muy chiquita) necesito recibirme. Pero eso no es todo; en vez de recibirme en diciembre del 2007 como la mayoría de mis compañeritos de aula que no han recursado materias, necesito hacerlo en mayo o junio a más tardar.

Usualmente, este hecho no me preocuparía. Cuántas veces me he dormido en frente del jefe en la mitad de una reunión por haber estudiado toda la noche anterior (1), cuántas veces me he dormido durante un parcial por la misma razón (2), cuántas veces me he despertado en Puente Carrasco por lo mismo (456234576)... digamos que mi buen promedio académico no ha sido en vano y lleva consigo un sinfin de pequeños sacrificios que a la hora de la verdad, no importan. Y, casualmente, se han convertido en una característica única y memorable de mi personalidad (chicos, son las 5 am, mañana llego a trabajar a las 2:30 pm... como hoy. Y ayer. Y pasado mañana).

El tema es que mi facultad no me lo está haciendo 'fácil'. A la dificultad anterior, se le suma otra: los cuatro examenes que me quedan son en 4 días consecutivos. Bajonazo. Encima, no son de estudio. Uno lo es, los demás requieren de todo mi esfuerzo, reportajes, preparación, conducción, programas de radio unipersonales en vivo falsos, producciones y el gran cuco: un informe televisivo de cinco minutos de duración donde yo estoy solita para investigar, filmar, visualizar, guionar, editar y presentar. Lleva tiempo.

Entonces... ¿por qué no empecé todavía? Es una buena pregunta. La pauta del examen permite al alumno elegir un tema específico de una lista de tres temas amplios en los cuales se puede basar su informe. Los tres temas son reverendas cacas cuando de periodismo televisivo se trata:
1. Práctica del periodismo en Uruguay
2. El conflicto de las plantas de celulosa
3. ¿Tiempos violentos?

Será que estoy siendo muy croqueta, pero no se me ocurre ningún tema (menos uno, el de la violencia en los medios, que ya me enteré que lo está haciendo otro compañero). Por lo tanto, me remito a ustedes para que me den una mano.

¿QUÉ TEMA HAGO?

Recuerden lo siguiente:
1. Trabajo 7 horas de lunes a viernes.
2. Soy humana. No tengo auto disponible para irme a Fray Bentos. Menos que menos a Gualeguaychú.
3. Al ser filmado, los entrevistados también tienen que aparecer en cámara. Así que no me tiren el tema de blogs, porque ¿quién ha visto a un blogger estar dispuesto a dar testimonio filmado?
4. Al ser periodismo televisivo, tiene que ser un tema con mucha imagen. Nuevamente, mi idea de los blogs como forma alternativa de periodismo no sirve, porque no puedo rellenar 5 minutos filmando a personas en ciber-cafés, computadoras y páginas web.
5. No tengo idea a qué se refieren con ¿Tiempos Violentos? así que tomenlo como quieran.
6. Es el examen de fin de carrera. No puede ser un tema no interesante, así como tampoco puede ser un tema donde una estudiante de periodismo solamente pueda llegar a entrevistar a gente allegada a los verdaderos protagonistas de la historia.

Siempre elegí todos los temas para todas mis clases de periodismo yo sola, así que si lo estoy publicando acá, es completamente oficial: ¡estoy desesperada! En vez de remandar el mail cadena para ayudar al niño de africa al cual le faltan cinco piernas y el miembro viril masculino, tomense aquellos segundos para darme una mano.

Entonces... ¡a pensar! El que gana: dos entradas al cine, así salimos todos ganando.

Gracias!!

Por qué leer Catatonias

miércoles, febrero 07, 2007

Ten Top Trivia Tips about Catatonias!

  1. Snow White's coffin was made of Catatonias.
  2. The Eskimos have over fifty words for Catatonias.
  3. There are roughly 10,000 man-made objects the size of Catatonias orbiting the Earth.
  4. In Ancient Egypt, people wore glittery eyeshadow made from the crushed shells of Catatonias.
  5. Catatonias is the world's largest rodent.
  6. In the kingdom of Bhutan, all citizens officially become Catatonias on New Year's Day.
  7. Catatonias can't sweat!
  8. Catatonias cannot burp - there is no gravity to separate liquid from gas in its stomach.
  9. Twenty-eight percent of Microsoft's employees are Catatonias.
  10. Tradition allows women to propose to Catatonias only during leap years.
I am interested in - do tell me about

Pequeña encuesta casera

domingo, febrero 04, 2007

A ver si encontramos algo interesante.

Hombres: ¿qué nos gusta de ellos? A mi me gustan los colorados. Conozco a una amiga que le gustan que sean bajitos, a otra que sean bien flaquitos escuálidos, y a otra que la vuelven loca las chapitas – esta misma se para afuera del baño de hombres en cualquier boliche de moda y se fascina con cómo los hombres se arreglan las chapas frente al espejo. Un poquito voyeurista lo de mi amiga, pero ficharse a alguien ¿no es ya una especie de voyeurismo socialmente aceptado?

Mujeres: acá las cosas cambian un poquito. Hay quienes las prefieren flacas, gordas, morochas, rubias, pelirrojas, altas, bajitas, tetonas, culonas y demás. Después está la rama que profesa que a los hombres no les importa nada de esto. Mientras que, em, funcionalmente, sea una mujer, les gusta. Existe también un tercer tipo que sostiene que lo importante es la 'personalidad' (y después nos culpan a las mujeres de mentirosas cuando le tratamos de encajar a nuestra amiga fea defendiendo que tiene 'muy linda personalidad').

El populacho catatoniero... ¿qué opina? ¿Con qué mujer/hombre nunca en su vida estarían? ¿Qué cualidades consideran atractivas? ¿Qué tipo de mujer/hombre gana sobre todos los demás?

Nota: el que responda 'una mujer tiene que ser como Pampita para que me guste' tendrá cinco años de mala suerte, cuatro mil pesos menos de sueldo el mes que viene, tres extremidades cortadas por aborígenes, dos testículos retorcidos y una blogger enojada. Tal vez.
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