De tin marín

sábado, septiembre 22, 2007

Siempre me piden que busque un grupo. Siempre uno tiene esa tendencia a identificarse con ciertas personas de ideologías cuasi-similares, o algún grupo etario, o de género, o moda, o lo que sea. Cuando estaba en primaria – y en liceo también, supongo – se me pedía que me identificara con un grupo dentro del género femenino de mi generación académica.

Dependiendo de quiénes eran mis amigas, ahí me encontraba yo. Y
las demás eran peores, por pertenecer a otro grupo, por ser de otro estilo, por no ser ‘nosotras’. Era algo muy nacionalista, llevado a una generación de niñas y adolescentes que, en ese momento, supongo lo necesitaban.

Cuando era más chica, pónganle que tenía 12 años, decidí que yo quería ser skater. La mayoría de las personas que me conocen habrán escuchado hablar de estas épocas gloriosas en las cuales yo me vestía como fuera – siempre que fuera diez talles más grande – y me paseaba a pata por todo el barrio poniendo cara de mala y pensando que Green Day era lo más hardcore del planeta. Patético, I know. Pero, aunque la única vez que me subí a un skate me caí de culo y decidí que no era lo mío, yo era una skater. Terrible poser. Pero yo me creía skater.


No tenía amigos que compartieran esa ideología de vida basada en temas de Sublime (aunque ellos eran más surfers que otra cosa). Pero encontré a un grupo que no le importaba y ellos eran mis amigos. Ahí entraba otra dicotomía: la de ser popular o no. A mi no me convenía ser popular, entonces no lo era. Yo era skater, que lo parió. Alguien marginal en un mundo de privilegiados, era una mina hardcore, aunque mi nivel de 'hardcoreness' hubiese sido igual que la de Green Day en ‘Warning’.

Más grupos, entonces. Las chetas, las high, las populares, las
19, las 14, las 7. Y yo me mantenía fuera de eso, porque a mí no me interesaban cosas tan banales como los grupos y las jerarquías generacionales y con quién hablaba y quién me daba bola y quién era mi amiga o no. Yo era como era. Y los demás... no importaban.

Supongo que así nació mi narcisismo exacerbado, el que continúo teniendo hasta hoy (digamos que el simple hecho de tener un blog me hace terriblemente egocéntrica y narcisista y demás, cosa que de a poquito, va probando mi interminable tesis).

Hoy, me piden que sea de un bando político. Del Frente, Blanca, Colorada, no sé. Por lo menos identificate con una ideología. ¿Qué s
oy? Anarquista, individualista, liberalista, realista, republicana, demócrata, socialista, comunista, o el famoso liberatarianism. Y no sé cuál elegir. No me convence ninguno.

Leía en un blog recién que los bloggers uruguayos se pueden dividir en izquierdistas o liberalistas. ¿Eso dónde me deja a mí? ¿Soy izquierdista por estar de acuerdo con algunos valores socialistas? ¿O soy liberalista por estar de acuerdo con algunos valores derechistas? ¿Soy un cerdo comunista o capitalista?

Vamos todos: awwwwwwwwwwww!

Soy un cerdo, sí. Pero de qué tipo... ni idea. No creo en la democracia. No creo en el autoritarismo. No creo en el socialismo o el comunismo o el anarquismo. No hay ideología que me cierre. Claro, convengamos que tampoco las debo conocer a todas. Pero no creo en nada. Muchos me dicen que soy idealista, pero estoy 100% convencida que mi ideal utópico de lo que sería una sociedad feliz y equitativa es realmente imposible. Entonces, ¿qué soy? ¿Pesimista? ¿Postmoderna? ¿Ladilla? ¿Insoportable? ¿Divina?

No creo que ningún sistema político-ideológico de los cuales conozco me sienta bien. Pero tampoco tengo alternativas, tampoco tengo la solución mágica. Solo sé que ninguno me gusta. Ahora, entonces, ¿qué me gustaría? Si tuviera esa respuesta, sería millonaria.

[Disclaimer: prometo que no hice este post solamente para subir fotos lindas de chanchitos.]

6 comentarios :

Diego Estin Geymonat dijo...

Desde que leí Animal Farm, tengo un sentimiento ambivalente por los cerdos.

Stephanie Biscomb dijo...

Amé ese libro. Pensar que todo el mundo lo leyó en liceo y yo se lo afané a mi hermano cuando se suponía que lo tenía que leer él (mil años después de terminar el liceo).

Aclaración media redundante: tengo obsesión con los chanchos y todas sus facetas. Siempre me parecieron ambivalentes, incluso antes de Animal Farm y es justamente esa ambivalencia que, sin duda, siempre me resultó fascinante.

Agustin Acevedo Kanopa dijo...

Somos dos.
A mí lo que pasa no circula sólo alrededor de lo que realmente piense (que en términos políticos, mi profunda misantropía deja sin efecto cualquier ideología), sino también que hay un deseo simultáneo de pertenencia/alejamiento que hace ineficaz que encaje en cualquier lado(sería como un mecanismo de individuación bastante eficaz, pero con caros costos sociales).
En mi liceo (privado, con muchos adolescentes que se iban una vez al año a Masoller a sacarse fotos con Larra), era tan radicalmente izquierdista que podría pensar de que seguía la corriente de Proudhon, y hoy en día, en una facultad pública, donde no creer en Cuba significa ser simpatizante de las ideas de Mussolini, suelo parecer más liberal que la mayoría.
Creo que el problema mío es que para mí la gente es estúpida hasta que me demuestre lo contrario, y hay un marcado y hasta inconsciente deseo de diferenciarme del resto. Incluso, llego a detestar a grupos de gente que son en esencia muy parecidos a mí.
En fin, como le decía a un amigo, creo que asi aún me manejara en un círculo de fanáticos de Tarkovski-Lynch-Sonic Youth-Buenos Muchachos-Los beatniks-Céline y Julio Cortázar, creo que consideraría a la mayoría de ellos unos estúpidos.

Diegzor dijo...

Para empezar, no lei Animal Farm. Me muero de ganas.

Me pasa algo parecido en el sentido de que no soy etiquetable facilmente. Una vez hasta me dijeron "vos no tenes ideologia", cuando si la tengo y se claramente en las cosas en las cuales creo.

Con la unica etiqueta que me siento comodo es con la de nerd y geek, cualquiera de las dos. Lo soy, y estoy orgulloso. Me gustan los dibujitos de robots, los jueguitos en los cuales la gente habla horas y no pasa nada, los comics y las peliculas con rayos. Y aunque le quieras rehuir a ese tipo de etiquetas, alguien siempre te las va a poner. Aunque las detestemos.

Politicamente hablando, es todavia peor, porque las etiquetas me recuerdan mucho a las camisetas de futbol. Nacional o Peñarol no tienen que ganar por algun ideal de justicia superior o de correctitud, tienen que ganar porque son mi cuadro. Punto. Y me parece que pensar asi en terminos politicos es de lo mas peligroso que nos puede pasar.

Asi que los fanaticos de tal o cual partido me etiquetaran de pecho frio, por no abrazar otra etiqueta.

Que jodido que es todo esto.

Stephanie Biscomb dijo...

Agustín: me dejaste pensando con eso de la misantropía. Sinceramente, no lo había visto así, pero es algo que puede ir muy mano en mano con la falta de confianza - u odio si querés - a las personas. No sé. Creo que lo mío no viene por ahí, porque soy la típica que ama a todo el mundo hasta que se le demuestre lo contrario. Pero es interesante que, partiendo de bases completamente diferentes, lleguemos a la misma amibivalencia, por decirlo de algún modo.

Me hace acordar a otra cosa también: yo era recontra súper archi sarcástica e irónica en cuanto a la religión hasta que me enamoré de mi ex, un flaco que resultó ser súper archi católico. Ahí medio que me dí cuenta que es mucho más difícil defender las posiciones conservadoras y tradicionalistas que aquellas más 'liberales' por decirlo de alguna manera ('la realidad' vs. 'porque así lo dice la biblia', ponele). No sé a qué viene, pero me hizo acordar a eso.

Diegzor: es gracioso, eso de que uno se sienta que no es etiquetable fácilmente. Yo, para el exterior, sería una cheta. Sin embargo, para cierto grupo de amigos, soy la geek nerda de las computadoras. Para otro grupo, soy la payasa. Para otro grupo, soy la inocentona. Es más, en el laburo, soy la huequita que no tiene idea sobre computadoras.

Podría seguir aún más; para quienes no me conocen, soy la traga número uno, que se mata estudiando. Para quienes sí me conocen, soy la hija de puta número uno con el culo más grande del mundo que estudia dos microsegundos y le va bien.

Supongo que esto va a qué siempre depende a quién te estés dirigiendo. Odio hacer esto, pero como en el marketing; depende del público objetivo. No sé, supongo.

Y, políticamente hablando, me alegra que haya gente que no sea 'partidaria' ni 'ideologista' (¿existe esa palabra?). Me parece mucho más válido tomar en cuenta candidatos antes que tomar en cuenta partidos o ideologías.

Eso me hace acordar a que me olvidé de dejar otro comentario que se me ocurrió en el último post que pusiste. Ya voy.

Ta, también queda comprobado que es imposible ponerme a escribir y que no me lleve hojas.

Algun O. Destos dijo...

1) me saltee gran parte de los comentarios anteriores por ser demasiado extensos. mis disculpas.
2) me siento indentificado con tu post. yo fui: indeciso, comunista, anarquista, nihilista, anarko, indeciso y ahora no soy nada.
saludos

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