La Biblia

domingo, diciembre 16, 2007

Ya está. Me harté. Me voy a dejar de hacer la culta. Sí, tengo terrible gusto musical. Sí, me gusta leer a Camus y tengo el libro más grande del mundo de Ayn Rand esperando el momento en que me vaya de vacaciones. Sí, a veces miro Discovery Channel y hasta me como algún que otro noticiero. Es más, no siempre que compro Búsqueda es por la Galería. Sí, siempre fui excelente alumna. Sí, leo The Economist. Y sí, también leo Cosmopolitan.

Lo confieso. Lo que empezó como una cosa de vez en cuando se terminó convirtiendo en una posta cada vez por mes. Lo admito, me he caminado las 9 cuadras al quiosco más cercano a comprarla. Me he encontrado queriendo que termine el mes para poder leerme una nueva. He leído ediciones anteriores. Me han traído Cosmos internacionales como regalos del exterior. Me he comprado Cosmos en el exterior. Un sándwich de salmón y pepino, una botellita de Evian, un Snickers extra large y la Cosmo recargada. Todo lo nece
sario para creerme que era una reina y no alguien a la cual habían dejado plantada en un país a océanos de distancia. Qué grande el Tesco a una cuadra del hotel.

(Y un saludo a Sudhir, el hindú de la caja que siempre me miraba y decía 'You reelly reelly laik de Snicker bar, no?'.)

Todo esto viene a éste post que leí en otro blog sobre las revistas de mujeres. Como bien dice la entrada, Cosmopolitan siempre fue considerado ser la ‘b
iblia’ de ciertas mujeres. Es cierto. Es una biblia. Al igual que su contraparte cristiana, está llena de mentiras ('Los 6 gestos que te anticipan lo que él siente'), sexo ('Combo hot: probá los dos orgasmos más intensos y explosivos ¡juntos!'), más mentiras ('Este es tu año: 10 estrategias para un 2008 laboral imparable'), más sexo ('Conocé la ruta del sexo: dale vacaciones al colchón y renová el erotismo sin salir de tu casa') y banal diversión superficial ('Fiesta sexy: el look para que brilles en la city y en la playa'). Todo eso en sólo la edición de diciembre.

Cierto, es más directa y no tan alegórica. Y tiene más fotos. Yay.

Como ésta.

Basta con leerte la Cosmo un año entero para darte cuenta que ni la revista misma se toma en serio. Se contradice todo el tiempo, basa sus afirmaciones en generalizaciones que ni siquiera las mujeres comparten, expone ropa y conjuntos de solamente un par de casas (se ve que es por contrato) y te sugiere productos de belleza que, bueno, no son buenos (por ejemplo, la crema hidratante-bronceadora de Dove. Al menos que te guste poseer un sexy tono naranja zanahoria en tu piel, claro).

Y los consejos referidos al sexo son... bueno, además de que sospecho que la mitad son anatómicamente imposibles, tienen una extraña obsesión con meterle un dedo en el culo a los hombres. Así, literalmente. No miento. Seré media croqueta, pero no creo que ese sea el mejor consejo que le puedas dar a una mina. (Ojo que puedo estar súper equivocada, pero... ta, no sé, no gracias.)

Creo que esa es mi defensa: es fascinante. Además, es una especie de girly overload para alguien que no usa maquillaje, cree que 'hacerse las m
anos' es cortarse las uñas bien cortitas, odia todo el jueguito mental que supone el siquiera salir con alguien y, en una época, sentía orgullo de sus callos producidos por tocar – muy mal – la guitarra.

El evangelio según Eva

El marketing no es simplemente una estrategia. El marketing es contar un cuento. Con cada detalle, cada minúsculo accesorio al mensaje central, uno tiene que estar contando un cuento. El cuento que mes a mes leemos en Cosmopolitan tiene una protagonista fuerte, de la ciudad, que sale sobrevestida hasta al almacén y se toma su hora de arreglo frente al espejo muy en serio. Es una mina exitosa. Es una tipa jodida, decidida, cuya única debilidad es el sexo opuesto. Su principal miedo es que éste la descarte o, peor, que resulte gay. Es una mezcla de Erin Brokovich y Carrie de Sex and the City.

Pero todos esos son accesorios al mensaje principal: la mujer que ilustra Cosmopolitan es una mujer segura de sí misma. Y eso, en el mundo real, no existe. Leer Cosmopolitan es como ir al zoológico y ver a un mamut, ir a un boliche porque va a estar Florencia de la V o quedarse mirando al entourage de Dani Umpi arriba de un escenario. Es perderse en un freak show del cual, secretamente, queremos formar parte. Porque, al fin y al cabo, ¿quién quiere ser normal?

15 comentarios :

YosoyineS dijo...

Juasss, concuerdo en que la Cosmo tiene más parábolas y mitos que la Biblia, jejeje.

Y creo que la última vez que leí la Cosmo, el consejo sexual era pasarle un vibrador por las bolas al loco como forma de excitación. Me imagino la cara de felicidad del loco si te ve caer con un vibrador, y muero de risa.

Es de terror.

Je, toy leyendo en simultáneo el post de habichuela, si es que todas las mujeres leemos revistas de ese tipo, fui al muere, leo la Rolling Stone argentina y encima pienso que es mala, juasss.

Besotes!!

(PD: También despierta a esta hora? Jejeje)

(PPD: A por el almuerzo ejecutivo!! Juass)

Walter Hego dijo...

Ine: ¿Tas leyendo a Habichuela? ¡Ése es (o debería ser) un guilty pleasure, carajo, y no lo que tengo en casa!

¿Seré yo el único anormal que encuentra que la cabeza de esa mina es repulsiva?

Bueno, no, me consta que no estoy solo: sé de algunas otras personas a quienes les cuesta to keep their lunch down tras semejante experiencia.

Al menos y hasta donde sé, la Cosmopolitan no es abierta y asquerosamente racista, homofóbica, clasista, snob y elitista.

Beso.

Stephanie Biscomb dijo...

No comentaron acerca de mi fabulosa tapa de Cosmopolitan que me llevó dos horas hacer. Sad panda total :(

(Aunque no pueden decir que no demuestra que sigo siendo la reina de los fonts. Para los interesados:

Título: Arrial Narrow con un 150% más de 'narrow', doble bold y -75 entre letra y letra.

Mini-títulos: Franklin Century Gothic con bold con -75 entre letra y letra, bold.

Resto: Franklin con -75 y crisp.

Y drop-down shadow en los títulos que se pierden con el fondo, nunca todos.)

Walter Hego dijo...

Tefa: ¡Qué boludo! Yo sabía que me estaba olvidando de algo que quería decir, y era eso: mató tu photoshopización de la tapa de la revista. M-A-T-Ó.

;- )

Ana dijo...

A mi me encanto la tapa... Pero confieso que solo he leido como dos Cosmos en mi vida - y creo que tenia como 17 anos.

Farton Thomas dijo...

"5 nuevas posiciones para divertirse sobre un burro" JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!

ahora me doy cuenta de k soy victima de cosmopolitan y k la leia mi ex, pasé 3 dias sin poder sentarme por su culpa.

lu dijo...

leer la cosmo produce un placer parecido a mirar intrusos. uno sabe que lo que está viendo/leyendo es con suerte una boludez, las más de las veces directamente mentira, pero ¡qué divertido es!
(por un rato, al final siempre cansan)

Willy dijo...

Bueno, parece que soy el único normal en este mundo... que solo me siento :-(
Ja, ahora hablando en serio... odio las revistas "de nenas", cuanta boludez comprimida...
Lo único que rescato de la primera tapa... como esta la Jolie :-)

Unknown dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Stephanie Biscomb dijo...

Walter: yay!

Ana: yay!

Farton: o sea, nada recomendable, ¿no?

lu: yo sigo esperando el momento en que me canse... supongo que ya llegará.

Wishi: vos siempre tan racional, che. Y sí, como está la Jolie ;)

LN-Migo: ah, mirá.

Habichuela Mágica dijo...

Y dijeron: "¡denle palo a habichuela por envidiosos!". ¿Y vos te dejas influenciar? Shame on you!

Nada copia, todos los bloggers escribimos de lo mismo, no existen tantos temas, come on!

No soy chica cosmo. La tapa está excelente! "Angeles que buscan embarazarte" jajajaja, genial!



Beso,
habichuela

Walter Hego dijo...

"(...) por envidiosos." (¡sic!)

¿Otra vez te pasaste con el Rivotril, Habi?

Habichuela Mágica dijo...

Feo, fact.

Walter Hego dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Walter Hego dijo...

Habi: Sin duda. Pero que swing pa la danza élfica navideña, ¿no?

Y ya que hablamos de estética, a ver si te decidís a hacer algo para bajar esos rollitos, muchacha.

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