Tipo, nada

domingo, septiembre 09, 2007

Recién le comenté a alguien de que el día estaba lindo y que finalmente me iba a ir a comprar un jogging para salir a correr a la Rambla. Pero como soy espectacularmente divina y súper considerada y no quiero arruinarles el buen clima, mejor me siento a escribir. No vaya a ser que después me culpen a mí si llueve.

Ayer salió en el suplemento Qué Pasa del diario El País una nota de César Bianchi titulada "La Ciudad Vieja está menos VIP". La nota – además de cometer el error de considerar que en Uruguay hay personas VIP – echa un simple vistazo a la dicotomía entre planchas y chetos que existe en el país, limitándose al cambio de público que hoy por hoy ronda las famosas callecitas llenas de pubs ubicadas en una de las zonas más antiguas de Montevideo.

Hasta ahí, todo bien. Sin embargo, antes de
comenzar a siquiera dar mi propio análisis de la nota, quiero confesar algo. Sí, amigos, ha llegado el momento que todos los que me conocían esperaban con fervor, tal como ese momento en que sabés que Wanda Nara se va a dar contra el sopi. Son momentos conocidos y principales en certámenes de belleza con largas escaleras por donde quienes compiten deben descender. Momentos clásicos, algunos mediáticos y otros no tanto, como cuando aquel hombre ignora el cartelito de 'piso mojado' y pasa apurado por la zona. Y sabés que vos te vas a reír. Mucho.

Si tomamos en cuenta a la dicotomía entre planchas y chetos, yo sería, sin duda, una cheta. Es un estigma del cual no puedo zafar con nada. Ni el "ah pero yo soy de Pocitos y en Pocitos hay de todo" o el "ta, pero eso lo decís por mis amigos, yo mirá que soy más de tener un perfil bajo"; ni siquiera el "pero yo me compro ropa en la feria" o el ya clásico "cómo vas a decir eso si esteeeee, em, em, si yo no, em, ¡si yo no voy a Lotus / Café Misterio / Punta del Este / universidad privada / Buenos Aires de shopping y soy re hippie / soy del Frente / tengo amigos planchas / estudio ciencias sociales / fui al Cerro una vez!".

Hola, mi nombre es D
IT y no vivo en Pocitos, me gusta vestirme según mi propia definición de 'bien' con ropa que me compro usualmente en shoppings (o aquel paraíso llamado Zara), amo Buenos Aires por sus casas de ropa, miro Project Runway religiosamente, miro Bailando por un Sueño y miré el Gran Hermano donde ganó Marianella (y voté). Mi chiste favorito es el de las ovejas chetas. Fui a liceo privado, a universidad privada y ahora trabajo en una empresa privada, aunque no tenga nada que ver. Estudié Comunicación Social. En fin, estoy a una sesión de peluquería para ser el estereotipo uruguayo de rubia cheta (para teñirme, porque el cerquillito ya lo tengo).

Soy cheta por generalización, ¿y qué? Voy a opinar igual.


Los chetos según Google Image Search

En el artículo (el del Qué Pasa, ese que mencioné hace como tres párrafos), Bianchi le pregunta a varios dueños de boliches en Ciudad Vieja por qué piensan que aquella supuesta gente 'VIP' o 'paqueta' no los frecuenta más. Algunos, como Roberto Requejo, dueño del Pony, le embocan bastante bien. Otros, no tanto. A modo de servicio comunitario, les redondeo las razones que dieron:
  • Los idiotas que, viendo lo bien que le iban a los otros boliches, abrieron más boliches.
  • La cumbia que estos idiotas pasan en algunos de estos nuevos boliches cuando la Ciudad Vieja empezó como una zona de 'rocanrol'.
  • La prohibición de fumar en lugares públicos cerrados que impusieron los idiotas del gobierno.
  • Los miniquioscos que osan vender alcohol y por ende, les hacen 'competencia desleal'. Unos reverendos idiotas.
  • El frío.
  • La emigración (¿?).
  • Es todo culpa de los hippies.
Me da una pena Bianchi. Me lo imagino todo contento, un sábado afuera de La City, mirando a las chicas que hacen cola para entrar, observando lo que sucede alrededor, sintiéndose como un detective privado undercover que busca llegar a la raíz del asunto. Después, me imagino que se aburrió y decidió ir a preguntarle a los dueños de los boliches qué pensaban ellos. Hasta capaz que le regalaban un trago mientras los entrevistaba y todo. Y se encuentra con esto. Pobre.

Por suerte, Bianchi resulta ser un tipo inteligente y observa la acumulación de planchas en las calles. Supongo que,
intrigado ante tanto tetra-brik, rubios de agua oxigenada, bases y falta de eses, se dirige a una seccional a preguntar cuánta inseguridad hay efectivamente en la zona. Su inquisitivo cerebro se pregunta, y con razón, si la falta de gente con alto poder adquisitivo se debe a una discriminación de clase o efectivamente, al miedo.

El plancha según Versace

Se encuentra entonces con otro personaje, el comisario de la Seccional 1ª., Carlos Silva. Carlitos le informa que todo eso de la inseguridad son patrañas, porque fijate, en agosto de 2006 tuvimos 42 denuncias y el mes pasado solo tuvimos 25. ¡Solo 25! Me lo imagino, chocho con el mate bajo el brazo y copado de que tuvieron solo 25 denuncias, saludando a cuatro planchas habitués que pasan por la puerta con envase de Ving en mano.

Lo que yo me pregunto es cuán efectivas habrán sido esas 42 denuncias del 2006. ¿Sirvieron de algo? Porque si resulta que fueron una pérdida de tiempo, es entendible que menos gente vaya a denunciar. Y si hay menos gente 'robable' en Ciudad Vieja, ¿no es lógico que hayan menos robos? Hasta donde yo sé, robarse entre planchas es mala palabra. Además, media pila, 25 denuncias son 25 denuncias que no deberían haber sucedido. ¿Estoy muy equivocada en pensar esto? Sí, estamos de acuerdo, Ciudad Vieja no es el 40 Semanas. ¿Y?

Lo único que sé yo es que Montevideo, efectivamente, es un pañuelo. No soy 'clasista' por darme cuenta que entre ciertos grupos, le gente se conoce entre ella al menos por nombre. En grupos tan cerrados y en un país que ama los chismes sobre lo que le pasó a fulanito y menganito, la gente se entera bien rápido sobre delitos cometidos por 'un par de planchas que me trataron de robar en Ciudad Vieja'.

¿Qué hashé, papá? Gracias El País por la foto

Si se le suma a esto que en lo que va en el año ya conozco a dos personas que murieron porque unos planchas le quisieron robar, mis números cambian. Agosto 2006: cero personas conocidas muertas por planchas. Agosto 2007: dos. No necesito tener a 25 muertos para sentir miedo; con dos me alcanza y me sobra.

Cierto, estos crímenes no fueron en Ciudad Vieja. Sin embargo, tal como lo confirma el artículo, Ciudad Vieja está llena de planchas. Así que no voy más. No soy VIP, no soy 'paqueta', no soy 'estirada'... pero soy cheta. La cumbia, el vino, las bases, la falta de eses, hasta los piropos de obrero me chupan un huevo. También reconozco que no todos los planchas son iguales – si mi fallido informe para TV me enseñó algo, fue eso – pero, honestamente, no me arriesgo. Antes, los hechos me demostraban que podía ser que me quedara sin plata y sin celular. Hoy por hoy, me demuestran que existe la posibilidad de que me quede con un balazo entre los ojos.

De todas maneras, esto no es algo nuevo. Casi todo boliche, toda zona, tuvo su momento de auge hasta que cambió su público por uno de menos nivel adquisitivo. ¿Por qué, entonces, no pueden convivir los dos públicos en paz? Más allá del miedo... no sé. Tengo una vaga idea que trata sobre actitudes que ambos grupos tienen hacia el otro donde se alimentan mutuamente hasta terminar en un gran circulo vicioso de resentimientos y pereza para aclarar, pero sí... es una buena pregunta.

Tipo, ta, nada. Es todo culpa de los hippies.

7 comentarios :

jp dijo...

Me encantó tu post, me reí pila pero es un tema bastante preocupante. El fin de semana pasado fui por la ciudad vieja y estaba lleno de planchas mal, es una cagada no poder andar por la calle tranquilo.

Anónimo dijo...

Mira que yo se donde vivi perra, mira que deve ser por el carrazco. Ponete la 7, corre por la punta que te pico toda. Con lo pive te la bamo a dar...sabelo.

Stephanie Biscomb dijo...

Bring it on.

Diegzor dijo...

Antes que nada, excelente tu "Bring it on!"

Para empezar, bien ahi de tener valor y reconocerte cheta. La gran mayoria de la gente que conozco no tiene el valor de reconocerse dentro de uno de esos dos grupos y piensa que los que son son otros peores que ellos. La paja en el ojo ajeno.

Lo que pasa con ciudad vieja es algo que siempre se va a dar con un lugar que se ponga de moda y no segmente su publico. Va a empezar a ir masivamente todo el mundo y por lo tanto se va a volver menos de moda. La gente se va a ir. Si ademas agregas que la gente va con plata para gastar, se va a llenar de gente con ganas de manguear/robar, sean planchas o no. Y eso no lo arreglas segmentando. Termina pasando tambien lo mismo, la gente se va porque le embola que cada dos pasos le metan el peso porque no dio dos pesos pal vino.

No se en el contexto de la nota que es VIP, pero asi como lo veo lo opuesto de VIP es masivo y no "plancha". Y por lo que digo anteriormente detener la masificacion de lugares de moda como Ciudad Vieja es medio imposible. Tambien es cierto que al cheto le gusta ser "exclusivo" por eso asume la masificacion como perdida de "cheticidad".

Por ultimo, hablas de vivir en paz dejando de lado los resentimientos que los grupos puedan tener entre ellos, pero en este mismo articulo, muy sutilmente, estas expresando que los planchas te transmiten inseguridad. No es un poco contradictorio?

Muy buen analisis, y muy divertido tambien. Un gusto leerte.

Stephanie Biscomb dijo...

Aww, gracias por leer. Y perdón por la demora en la contestación, soy una croqueta.

Un par de cositas:

- No sé qué tan cierto es eso que al cheto le guste la 'exclusividad', no porque no lo vea reflejado en el chetismo, sino porque lo veo más bien reflejado en toda la sociedad. Tengo una de esas hipótesis raras mías de que al plancha también le gusta la exclusividad en cierta forma.

Hoy por hoy, el plancha sabe que corre el riesgo a que se lo discrimine por usar championes nike con resortes, alfa polares, y teñirse el pelo con agua oxígenada. Sabe que su cumbia villera molesta, que nadie le va a dar dos pesos pal vino (al menos que sea por miedo) y que toda mina va a aferrarse a su cartera cuando pase por en frente de él.

En febrero estuve investigando el tema para un informe de televisión para la facultad. Tuve entrevistas con cuatro planchas - una de ellas mujer - que me contaron más o menos cómo era la cosa. Y algo que me recontra sorprendió fue que hoy por hoy, plancha no es el equivalente al 'pichi' de aquellas épocas que de repente se consiguió una moda. Hay planchas de todos los estratos sociales; hay planchas que viven con sus padres, que sus padres no son humildazos y que salen a robar porque 'los planchas roban'. Se drogan porque 'los planchas se drogan'.

Entonces, se quiera o no, a los planchas también les gusta eso de la 'exclusividad'. Por un lado, porque ser plancha es ser parte de algo. Por otro lado, porque ser plancha quiere decir que tenés cierto poder sobre tu generación; muchos liceales con los cuales hablé me decían que siempre conviene tener un amigo plancha para que los demás de un mismo barrio no se metan con uno.

Pa, me re fui de foco. En fin.

- Lo segundo remite a tu pregunta. En el post digo: "¿Por qué, entonces, no pueden convivir los dos públicos en paz? Más allá del miedo... no sé". O sea, sí, hoy por hoy yo no podría convivir con ellos por miedo o, mejor dicho, inseguridad. Pero más allá de eso, si algún día ese miedo no tiene razón de ser... ¿se podría convivir? ¿Hasta qué punto los 'valores' o 'elementos característicos' de un grupo se forma en oposción a los 'valores' o 'elementos característicos' del otro? Los chetos siempre existieron; los planchas es un fenómeno más o menos nuevo, aunque provienen de otros grupos anteriores. Son muchas cosas a considerar, y realmente no sé si se podría convivir. Sería lindo, pero como bien lo dije: no tengo idea si eso podría llegar a pasar, ni qué tendría que cambiar para que eso pasara (más allá de la inseguridad, claro).

¡Perdón por la longitud!

benito dijo...

Qué impresionante el afiche de "Cercos Eléctricos", me encantaría tener uno e intervenirlo un poquito.

Alain dijo...

Verga pana que crudo....

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